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TRIBUNA | Chile revive la represión y el abuso del 73

Un estado donde las políticas agresivas han omitido de forma explícita las peticiones del pueblo convirtiendo Chile en un resort de las llamadas zonas de sacrificio, grandes concentraciones de industrias altamente contaminantes

Publicado por
León

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Tras más de 20 años desde el fin de la dictadura pinochetista, el pueblo chileno vuelve a ser duramente reprimido, siendo urgente una respuesta social internacional. Los motivos de las manifestaciones han de ser comprendidos y la represión real ejecutada por el presidente Piñera y Chadwick y los efectivos militares y carabineros (policía nacional chilena) ha de ser visibilizada debido a su ilegalidad denunciada por el abogado constitucionalista Jaime Bassa y a los informes del INDH (Instituto nacional de derechos humanos), que ha iniciado querellas por abusos policiales tales como violaciones y abusos sexuales en comisarías, torturas sexuales según redacta la INDH, hacia un joven por parte de un carabinero, muertes injustificadas durante el estado de emergencia y el descubrimiento de un presunto centro de tortura en la estación del metro Baquedano de Santiago. 

Un análisis superficial de la situación podría llevarnos a pensar que el motivo de la movilización del pueblo es la subida de precio del metro pero las verdaderas razones no son esas. La precariedad en la que el estado chileno ha sumido al pueblo chileno es, sencillamente, inhumana.

Esta precariedad responde a dos factores: el sistema neoliberal que implanta Estados Unidos desde el ascenso del poder de Pinochet y la constitución que se fragua durante ese período, ya que se siguen rigiendo por la constitución de 1980, durante la dictadura cívico-militar, con ínfimas modificaciones.

Para comprender las estrategias empleadas contra el pueblo chileno es necesario remitirnos a como EE UU empobreció el gobierno del presidente electo Salvador Allende antes de la dictadura pinochetista, mediante la doctrina del Shock que la CIA toma de la psiquiatría, tal como explica Naomi Klein. Para ello, EEUU llevó a cabo un bloqueo comercial que dio paso a un desabastecimiento de la República Chilena, a esto se le suma la represión militar frente a cualquier disidente y la impunidad que deja el estado al Lumpen (individuos socialmente marginados por el sistema) para generar inestabilidad y enfrentamientos entre civiles. Tanto es así que ese componente cívico de descontento, por miedo, se puede volver contra el pueblo, si este acepta una nueva «paz» aun conllevándole la pérdida de derechos humanos. 

Como he dicho, el motivo del despertar del pueblo chileno y sus movilizaciones pacíficas es un hartazgo de la precariedad. Un sistema en el que la sanidad es privada porque la pública carece de insumos y materiales que el estado no quiere suministrar ni subvencionar de forma adecuada mientras beneficia económicamente a la privada. Un estado que empobrece su educación pública con sueldos ínfimos, ratios de alumnos excesivas y casi nula preocupación en cuanto a la seguridad de los estudiantes, convirtiendo a esta en un gueto de violencia y precariedad material.

Un estado que entregó en su día el derecho del agua a la empresa privada que el gobierno actual se plantea entregar perpetuidad, devastando zonas enteras afectadas por la extracción del río Aconcagua. Un gobierno que continúa manteniendo salvajemente la extracción de sus recursos como la energía eléctrica, privatizada y externalizada, «vendiendo Chile a transnacionales». Un estado que permite que siete familias sean dueñas del mar y sus recursos mientras los trabajadores tienen que luchar por mantener sus puestos de trabajo y su modo de vida. 

Un estado donde las políticas agresivas han omitido de forma explícita las peticiones del pueblo convirtiendo chile en un resort de las llamadas zonas de sacrificio, grandes concentraciones de industrias altamente contaminantes que sitúan en poblaciones a menudo empobrecidas, que suponen un grave peligro para la salud de sus pobladores en localidades como Quintero y Puchuncaví en las que se contraen enfermedades cancerígenas y se producen intoxicaciones que se cuentan por cientos, sobre todo en menores de edad, a causa del vertido de sustancias y la emisión de componentes tóxicos en el ambiente como el arsénico. Un estado en el que el dirigente de las protestas por la desintoxicación de dichas zonas tras dar un discurso aparece presuntamente suicidado.

Un país donde no existe un sistema de pensiones público que satisfaga la mínima retribución económica para vivir con dignidad y en el que las políticas gubernamentales siguen apoyando sistemas como AFP (administradora de fondos de pensiones) que, lejos de sustentarse sobre los valores ético-económicos de la seguridad social, entrega unas pensiones equivalentes a un país 40% más pobre del que en realidad es según el PIB.

¿Qué ocurre en la actualidad? ¿Qué quiere el pueblo chileno?

El pueblo está llenando de manifestaciones pacíficas todo Chile pidiendo masivamente la destitución de Piñera y Chadwick, pues la pretendida anulación de la subida del metro es insuficiente, y el modus operandi de ambos es inaceptable ya que existen evidencias gráficas de montajes televisivos que incriminan a la población, participación militar y de la policía en el avivamiento del fuego de barricadas, quema de supermercados que aceleran el desabastecimiento y de edificios cruciales que sirvieron de excusa a Piñera para militarizar todo el país. Para la destitución de ambos, se requieren votos de 78 diputados de los 155 existentes.

Entre tanto el pueblo chileno, sigue saliendo a la calle, haciendo frente al miedo que generan los abusos y la deliberada omisión de respuestas de quienes les están reprimiendo.