TRIBUNA | La historiadora, el diletante y la voz leonesa

Quienes han tenido oportunidad de leer mis artículos, siempre desde la sencillez escrita de un leonés que defiende su tierra, o los que ocasionalmente echan una ojeada a lo que digo, han podido comprobar que trato de huir de la confrontación, la nominación acusatoria y mucho más de la descalificación, primero porque no es mi estilo y segundo consciente de las limitaciones que me piden cautela y moderación. Quedan exceptuados los políticos, sin bien nunca voy a ‘degüello’ aunque merezcan fuertes reproches.  

Habiendo dejado sentada tal prudencia redactora; al referirme al fallecido Catedrático de Historia Medieval, Julio Valdeón, precisamente en lo tocante a esta Comunidad que nos engloba a los leoneses, se me agolpan ideas y actuaciones de interrelación autonómica que me hacen aparecer aquí y ahora mostrando discrepancias al respeto. Acometo lo anunciado no sin dejar aclarado que nace esto en un escrito de Margarita Torres: «Un reino, un imperio, una torpeza», naciente en lo de capitalidad para Valladolid.  

La historiadora deja dicho que, Valdeón y ella, habían recibido el encargo político del ente autonómico para la elaboración del preámbulo del Estatuto reformado en 2006. En este medio por esas fechas y motivo compuse un artículo de opinión: Un Exordio para un Estatuto, publicado en este periódico al que, con la venia de Diario de León, remito al lector interesado: https://www.diariodeleon.es/articulo/opinion/un-exordio-para-un-estatuto/20060908000000858513.html  

En él decía, y sigo diciendo hoy, que el preámbulo se torna insidioso por inoperante, en apreciación global del texto, que entonces atribuía a Margarita y hoy a tenor de lo desvelado por ella públicamente, (no digo con esto que antes lo hubiera ocultado abiertamente) he de rectificar: El preámbulo del Estatuto que nos engloba a los leoneses, fue elaborado al alimón con Julio Valdeón, o al menos consensuado, a quien hubo de convencer, según dice.  

El aludido Catedrático de Historia Medieval, castellanista en sus planteamientos, fue proclive, mejor favorecedor del ente autonómico ahormador, (castellanoleonés) no faltando quienes lo situaban como destacado impulsor. Su empeño en crear una identidad, digamos comunitaria, otros dirían regional, identidad común para castellanos y leoneses, nunca lo podremos valorar de otra manera que de esfuerzo negativo para los leoneses, y malicioso. Si bien imposible por cuanto de arriba abajo, o sea por decreto, no se puede conseguir una identidad por mucho empeño se ponga en fundaciones Villalar, de cuyos «laboratorios salieran los intentos in vitro». ¡Si había que adaptar la historia, pues se hacía!  

Es curioso que diga, en el escrito, que a Valdeón, a un medievalista, hubo de convencerle del imperio leonés con los Alfonso VI y VII etc. Interesada miopía. Nuestra historiadora estuvo en la Fundación Villalar de la mano del socialista Villalba. Una institución que claramente también apoyó el señor Valdeón, incluso con interpretaciones históricas dudosas.  

Recordemos que en tal Fundación se ha pretendido siempre anular la identidad leonesa, sofocándola, cuando menos, con una que se inventan, la castellanoleonesa, o preferencialmente castellana. Luego… nuestra presencia en tal institución, sin poder ejecutivo, no era más que la de dar «pábulo leonés» a cuanto de allí salía. Extraño favor nos hacía con su presencia.  

El PSOE de entonces nos presentaba a Margarita, como contrapunto a la posible versión que, sensu contrario a lo leonés, pudiera aportar el señor Valdeón. Aunque pareciera genuina y sana la intención, no lo era de pleno, desde el momento que ellos, los socialistas inmersos en lo autonómico, estaban satisfechos, cuando no patrocinando el desarrollo del ente sin diferenciación alguna leonesa, ni territorial ni identitaria.  

El salmantino Luis Fuentes, Cs, dada su pronta asimilación personal castellana al ente, no ha tardado en escalar a la presidencia de las Cortes autonómicas, como premio de alianza con PP autonómico en las pasadas elecciones. Nunca se le ha escuchado un laudo a lo leonés, parece no sentirse como tal. Pues bien, aquí en Legio, en el Club de Prensa, ha dicho que, por poco operativa (?) y cara de sostener, la Fundación Villalar, esa que intentaba crear un artificial sentimiento de pertenencia al ente, debe desaparecer. Pero atención, pasado un corto espacio de tiempo, parece flaquear… le acosan.  

En el ente tenemos voz leonesista, para el momento y futuro diferenciado, ahora toca Madrid, ya es hora de romper la invisibilidad leonesa, no seamos más meros comparsas, eso sí obligados, pero también fruto de la dejadez de quien piensa que interiorizada la personalidad leonesa ahí está segura. Sin presencia política ¡audio reivindicativa! (presencia y demanda) no somos nada.  

Con sensatez operativa, y el mejor de los criterios socioeconómicos, en nuestro voto de «ser leonés», están clave y oportunidad. UPL debe ser el portavoz, obligación en las urnas es nuestra mejor posición constitucional, rompamos con la inacción que nos asfixia.