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Publicado por
José Álvarez de Paz | Diputado de honor del Parlamento Europeo
León

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Nos decía el profesor Tierno en los encuentros en su casa en Madrid, que el diálogo y el tan denostado consenso son un poderoso instrumento de progreso y cohesión social, que la política es arte de lo posible y que no hay que cansarse de acercar posiciones adversas, porque con el pan de los pobres no se juega y a veces lo mejor es enemigo de lo bueno.  

Cuando Sánchez e Iglesias nos sorprenden a todos con un acuerdo de gobierno que no deja de tener sus riesgos, —nada menos que la primera coalición de izquierdas en la gobernanza de la España de la Constitución—, saben los dos que no faltarán atrancos y desacuerdos en lo que dure la legislatura que les quitarán el sueño, pero no están oficiando un matrimonio de conveniencia sino un acuerdo por exclusión: ¿quiere ud. a doña Sinforosa por su mujer y esposa?; ¡qué voy a hacer, si no hay otra cosa!  

Sabemos todos que PP y Ciudadanos han cerrado, con algunas voces discrepantes, toda otra salida, incluso la de la abstención para dejar gobernar al partido que ganó las elecciones. Vox no está ni se le espera, porque no son tributarios de la Constitución que derrotó al franquismo en un plebiscito incontestable del pueblo español. Ellos mismos se definen como herederos del señalado por ilustres historiadores como enterrador de media España, pienso que injustamente, porque si Franco fuera amigo de entierros no habría dejado tantos huesos tristes dispersos por las cunetas de la Patria. El único entierro que el dictador preparó a conciencia y sin prisas fue el suyo propio en un monumento a la megalomanía y el mal gusto, reflejo de una época triste y trágica de nuestra historia. La Cruz del Valle fue un dispendio que, para contento y disfrute de Banús, Agromán y Duarte, duró 14 años, entre 1940 y 1954.  

El acuerdo de gobierno citado no suma votos bastantes para salir de este atasco que ya afecta a la economía española, especialmente en Cataluña, por mor de grupos violentos de pirómanos de vias y bienes públicos, que uno se pregunta cuando trabajan estos y quien financia el combustible y la artillería.  

Ante el bloqueo del PP y Ciudadanos, resulta ahora imprescindible la abstención al menos de ERC. Es cuando algunos medios ponen el grito en el cielo ante la eventualidad de que se inicie un diálogo entre los partidos ganadores de las elecciones en España y en Cataluña, aunque sospechan que en ese diálogo y agenda de trabajo se ocuparán ambas formaciones del urgente desarrollo de la llamada agenda social, tan urgente como paralizada por los sucesivos bloqueos postelectorales que producen fatiga central en el ánimo de los convocados a las urnas una y otra vez.  

Aunque más necesaria si cabe será la presencia a lo largo de la próxima legislatura del partido mayoritario de la oposición en los pactos de Estado necesarios y urgentes.  

Dicen algunos que los socialistas se sientan para hablar con los golpistas que quieren romper la unidad de España. Lo que es inconstitucional.  

Quizá no creen en lo que dicen o no han leído detenidamente nuestra Carta Magna, que opta por un modelo democrático, abierto y neutral, donde todos los valores constitucionales, incluido el art. 2 que consagra la indisoluble unidad de España, son revisables, ninguno intocable, como ocurre en el modelo, acuñado en 1937 por Loewenstein, de «democracias militantes», en las que algunos principios son intangibles, como por ejemplo las constituciones de Alemania o Francia. En España son constitucionales partidos tan radicales como Vox, que se identifica con el golpe de Estado de 1936. Los niveles de libertades públicas en la España de hoy son los más altos posibles y deseables en una democracia consolidada, donde no hay ni puede haber presos políticos. Aquí se puede hablar y se habla de todo eso en los medios, en las tertulias, en homilías o en una mesa de diálogo. Lo decía el presidente Azaña en el debate plenario del Estatuto de Autonomía de Cataluña. Yo nunca les diré a mis interlocutores, vengan de Cataluña o de otro lugar, la lista de asuntos a tratar, pero no acepto que por ello alguien me adjudique la villanía de querer romper España. «Villano será quien piense de otro una villanía».  

El Tribunal Constitucional, sentencia 48/2003 y otras, declara que según el modelo de democracia abierta y neutral elegido por nuestros constituyentes, no hay principios fundamentales intangibles y no entra en la esfera de lo penal querer cambiarlos, pero con condiciones o requisitos: que los medios para cambiarlos estén sometidos a la ley, que los cambios que se propugnen sean compatibles con los principios democráticos fundamentales y sabiendo que la soberanía reside en el pueblo español en su conjunto.  

Por su parte el Tribunal Europeo de Derechos humanos establece que los partidos políticos pueden legítimamente defender cambios en la estructura Constitucional respetando los procedimientos legales establecidos para modificar la Constitución, porque «la democracia no puede servir para destruir la democracia».  

De ahí la necesidad de dar contenido al espacio para el diálogo propio de la política en la crisis catalana recurrente, en vez de mirar para otro lado o endosar el problema a los jueces y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.