TRIBUNA | Cataluña se pasa la vida cruzando líneas rojas
Es increíble la actitud de los políticoscuando se les adjudica un puesto por pequeño que éste sea. Se lo toman como si se les nombrara virreyes de la India y a partir de ahí lo suyo es lo que vale
Hace unas jornadas pudimos leer en la prensa que el equivalente al defensor del pueblo catalán, se quejaba de que las listas de espera y los ‘atascos’ en la sanidad catalana se debían a que ésta debía atender a gente que acudía de ‘fuera’ y no daban abasto. Una vez dicho esto, descansó. Qué majo el tío. A menudo me pregunto si estos personajes se darán cuanta de lo que dicen. Cada vez estoy más próximo a pensar que no. Que no piensan de verdad lo que van a decir y así va la cosa.
¿Cómo es capaz un individuo que tiene una responsabilidad notable en la administración, de proclamar un aserto como el que les comento? ¿No hacen si quiera, los contratantes de esa administración un, aunque sea ligerísimo, estudio de a quien van a adjudicar un trabajo y controlar el nivel de preparación del seleccionado? Parece que no. Las consecuencias las vivimos los ciudadanos cuando conocemos esas declaraciones que, evidentemente son hechas sin ton ni son.
O sea que este señor descarga su ira, nacida de los retrasos y acumulaciones del servicio de salud catalán, en los ‘de fuera’ que llegan para ser atendidos y eso, claro, no debe consentirse. Por supuesto él no es el responsable. Faltaría más.
Es increíble la actitud de los políticos, en general, cuando se les adjudica un puesto por pequeño que éste sea. Ellos se lo toman como si se les nombrara virreyes de la India y a partir de ahí lo suyo es lo que vale. Nos queda mucho por aprender en política y eso lleva su tiempo por mucho que queramos correr. Cuando la gente en general, el ciudadano, exterioriza sus expresiones, suelen estas salir del conocimiento y la experiencia vivida por esos ciudadanos. Y ellos no suelen equivocarse casi nunca. Cuando la opinión está en la calle y está mil veces publicada como espontanea de la gente, al criticar la mediocridad de nuestra clase política, esa opinión suele ser cierta. Ahí tenemos un ejemplo. Este buen hombre, defensor del pueblo o lo que sea, de momento ha demostrado, con su declaración, ser un político mediocre que lanza balones fuera.
Está nuestro país viviendo una etapa nada fácil para ver si llegamos a encontrar nuestro posicionamiento correcto, cosa, por otro lado, nada fácil a juzgar por lo que estamos tardando. Siempre estando batiendo records de las cosas que no suelen ser tan buenas. Ahora, es posible, que estemos optando en ser un país sin gobierno durante meses y meses. Y eso, no es bueno. No tiene que ser bueno. Algún día nos daremos cuenta y, será una sorpresa, encontrar que esta actitud de tardanza en encontrar la vía correcta ralentiza la velocidad de crucero de un país cuando trata de encontrar su hueco como le ocurre a España. En esta línea de despropósitos, hay que reconocer que es una auténtica vergüenza que el rey Felipe haya tenido que reunirse con diecinueve, nada menos, representantes de distintos partidos para que se pueda llegar a un acuerdo de encargar formar gobierno. Somos un hazmerreír a nivel internacional por mucho que quieran ocultarlo los que ahora están en funciones. Pero no hace más que confirmar que están, estamos continuamente cruzando líneas rojas. Esas que cuando los que están en funciones ahora, estaban en la oposición, ponían el grito en el cielo para que no se cometieran esas barbaridades. Así es la política.
Pero mucho más importante que eso es la ciudadanía que, recuerdo, elige a los políticos, que está impaciente esperando a que ocurran las cosas que se decía que iban a ocurrir.
De lo contrario corremos el riesgo que aparezca alguien a imagen y semejanza del defensor del pueblo catalán, y diga que el retraso es debido a que hay muchos de fuera que entorpecen la buena marcha de los proyectos.