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N o se sabe qué es peor si tener candidato o no tenerlo». Esta frase dicha por un animal político de la provincia, del cual no es ahora el caso de mencionar su nombre, toma especial relevancia en estos momentos en la capital leonesa. Y es que el patio político anda especialmente revuelto. Unos, en el PP, porque no saben quién va a encabezar la lista a la Alcaldía de León. Antonio Silván y Emilio Gutiérrez son a los que parece han repartido el grueso de las papeletas. Al primero, al consejero, lo quieren en Madrid y... en Valladolid, pero choca contra las pretensiones de Isabel Carrasco, para quien el que fue director provincial de Educación y hoy director general de Planificación, Ordenación e Inspección Educativa de la Consejería es la apuesta para recuperar la Alcaldía de León, de la ciudad de Zapatero. Pero, ¿qué pasa con los actuales concejales? Se verá, pocos serán los que repitan, pero uno que parece tenerlo asegurado es Julio Cayón, con quien la presidenta del PP se siente en deuda por haberse comido el sapo de las dos tránsfugas, Guada y Alonso. ¿El resto? Carrasco tampoco dejará fuera a Mercedes Moro y Arancha Miguélez. A partir de ahí... barra libre, pero todo puede variar en función del candidato.

En la margen izquierda del Bernesga en cambio ya saben quién es su mascarón de proa, pero no por eso están menos inquietos. Al contrario. Los actuales concejales dudan de si van a estar o no y si lo hacen en qué puesto. Es aquí donde esa frase del animal políticos, a la sazón socialista, cobra vida. Y es que el tener candidato sólo deja tranquilo a quien ya tiene el puesto asegurado, pero el resto se mueve inquieto a la espera de conocer si son parte de la quiniela. Los hay seguros: Susana Travesí, Ibán García del Blanco, Teresa Gutiérrez, Miguel Ángel Fernández Cardo, María Rodríguez, José Antonio Díez, Catalina Díaz y un recuperado Vicente Canuria, a quien más de uno ya daba por liquidado, pero parece resucitado una vez más por el primero de la lista, que hace cuatro años ya lo incluyó sólo porque también había sufrido la moción de censura de Amilivia y De Francisco. ¿Y Francisco Gutiérrez? El tranvía le ha hecho caer en desgracia ante el alcalde y, tanto el uno como el otro, deshojan la margarita. Y es que en la quiniela de las listas, como en la del fútbol, todos querrían que su casillero estuviera marcado con un triple.