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Publicado por
Julio Ferreras | Exdirector del Conservatorio de León
León

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Estas palabras «música y solidaridad» obedecen, en estos momentos en que escribo, a un Concierto en favor de los niños de Siria, una bella actividad, solidaria y musical, que tuvo lugar el pasado sábado 8 de febrero, en la iglesia de Santa Marina la Real de nuestra ciudad, llevada a cabo por la Asociación de apoyo al Pueblo Sirio, una de esas asociaciones en defensa de los más desfavorecidos en nuestro planeta, y por el Coro Vegazana dirigido —desde su creación hace ya más de veinte años— por la mano experta de Jaime Palomero. Como educador y como músico, reconozco que esta actividad me ha conmovido doblemente; por un lado, al comprobar que siguen existiendo seres humanos entregados a ayudar a los más débiles e inocentes, los niños, víctimas de tantas injusticias a lo largo y ancho del planeta, y al comprobar también el apoyo y la solidaridad que ha despertado este acto entre los leoneses, a pesar de vivir en un mundo en el que siguen predominando las provocaciones, los enfrentamientos y la falta de solidaridad a nivel mundial.

Y por otro lado, me ha entusiasmado, una vez más, la respuesta del Coro Vegazana, siempre dispuesto a participar en este tipo de actividades solidarias, y que nos ofreció la oportunidad de disfrutar de una de sus más amenas y bellas actuaciones, en su ya larga trayectoria coral, con obras de un variado contenido que nos hicieron sentir más cerca de esos niños que sufren injustamente. No olvidemos que la música, y más aún la música coral, es especialmente solidaria debido a su propia esencia artística, en la que intervienen diversos cantantes capitaneados por su director y todos dirigidos hacia un propósito común: la expresión de la belleza artística musical. A ello obedece que la música coral ocupe una de las cumbres más sobresalientes de la historia de la música, desde la antigua y sublime polifonía clásica a los conjuntos coral-instrumentales posteriores del periodo clásico y romántico.

No olvidemos que la música, y más aún la música coral, es especialmente solidaria debido a su propia esencia artística

A este respecto, quizás sea oportuno recordar a Beethoven cuando tuvo la audacia de concluir su novena sinfonía con una presencia coral majestuosa. Era la primera vez, en la historia de la música, en que la voz humana y la sinfonía se unían, y donde —según las propias palabras de Beethoven— «pueda uno mostrarse en todo, el torrente creador barre todas las pequeñeces de la vida». Es, en efecto, su novena sinfonía («sinfonía coral») la expresión de la más profunda solidaridad humanitaria que sentía Beethoven; por eso, en su última sinfonía, no podía faltar la voz humana, el más bello instrumento musical.

Pero volvamos a la idea inicial, el concierto en favor de los niños de Siria y la asociación de apoyo al pueblo sirio. ¿Cómo es posible que, desde marzo de 2011, la población civil de Siria se haya visto inmersa en una guerra tan cruel e inhumana? Una guerra que, según las Naciones Unidas, ha supuesto la mayor crisis humanitaria provocada desde la Segunda Guerra Mundial y que ha causado la muerte y el desplazamiento de millones de personas. La Siria de antes y la de después de esta guerra apenas se parecen, pues la Siria anterior a este conflicto era una nación próspera, con zonas proclamadas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, como la bella ciudad de Damasco o el sitio de Palmira, de las que hoy solo existen desgraciadamente grandes ruinas, habiendo fallecido cerca de 24.000 menores.

Pero, en los momentos más difíciles de la historia, no ha faltado nunca felizmente la acción de personas voluntarias y comprometidas para tratar de paliar esas locuras humanas. Así nació en Madrid, en 2011, la Asociación de apoyo al Pueblo Sirio, con el fin de hacer más visible aquella dramática situación y de prestar su ayuda a ese pueblo, y en especial a los niños. Y hoy, nueve años después del inicio de ese dramático combate, esta asociación sigue empeñada en no olvidar a esos niños, ni a los millones de personas que han muerto, mediante acciones como este concierto memorable que merece nuestra más honda gratitud. Y extendemos también nuestro reconocimiento a otras organizaciones humanitarias, como Acnur e Intermón Oxfam, que tampoco se han olvidado de la tremenda realidad por la que sigue atravesando este amado pueblo sirio.

Y para concluir, deseamos que tanto las instituciones leonesas como los propios ciudadanos estén siempre dispuestos a colaborar en este tipo de actividades que, frente a las acciones salvajes de las guerras, muestran la otra cara más amable y cordial del ser humano y la esperanza de que, algún día no lejano, las acciones de solidaridad humana se acrecienten y se multipliquen ante las acciones deplorables y vergonzosas de la propia humanidad.

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