Diario de León
Publicado por
Víctor Bejega y Carmen Franganillo | Arqueólogo y coordinadora de IU León Ciudad
León

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En las últimas décadas, con cada cambio de gobierno municipal, la sociedad leonesa asistía al cambio en el modelo de ciudad. Obras interminables, cambios de criterio en la ordenación del tráfico, distintas concepciones en la integración del patrimonio de la ciudad y un largo etcétera. La improvisación y la falta de una visión clara de la organización urbana generan un constante cambio y una inestabilidad que nos lleva a no tener un horizonte de ciudad definido.

Desde que tenemos memoria, esta falta de coherencia en la historia de esta ciudad ha significado la pérdida de edificios históricos importantes, la intervención desastrosa en enclaves significativos como la plaza del Grano, tramos de carril-bici sin ningún orden, remodelaciones interminables en Ordoño II, con un gasto en 2018 de 600.000 euros en peatonalizar una calle que ya estaba adoquinada y 500.000 en nuevo proyecto para 2020, mientras las actuaciones en los barrios son mínimas y sin un criterio uniforme para un concepto de ciudad moderno, el actual Plan General de Ordenación Urbana, ya obsoleto y pensado para una ciudad en continua expansión, ineficaz y poco sostenible que entra en contradicción con las recomendaciones europeas… La pregunta es, ¿qué ciudad de León queremos?

Para responder a esta pregunta, desde Izquierda Unida defendemos la necesidad y urgencia de replantearse el modelo de ciudad que suponga la creación de un Plan de Desarrollo que establezca unos criterios definidos y sólidos. Este plan, que debería estar consensuado, permitiría elaborar un modelo de ciudad estable a medio y largo plazo en el que enmarcar las actuaciones urbanas, independientemente del color político del gobierno municipal.

La improvisación y la falta de una visión clara de la organización urbana generan un constante cambio y una inestabilidad que nos lleva a no tener un horizonte de ciudad definido

Desde IU proponemos que este plan se articule en tres ejes fundamentales, que marcarán el carácter de la ciudad que queremos:

—Ciudad histórica y patrimonial: la singularidad histórica de la ciudad debe ser aprovechada, integrando y apostando por sus restos patrimoniales y articulando los conjuntos históricos de la ciudad, potenciando su identidad histórica y su valor patrimonial como un elemento único en España. Debe ir de la mano de un desarrollo y potenciación del turismo de calidad, patrimonial y gastronómico, frente al turismo de borrachera y despedidas de soltero.

—Ciudad sostenible, accesible y ciudad verde: potenciar la peatonalización del centro de la ciudad, articulando una red de carriles-bici adecuada que permita conectar de forma eficiente y segura toda la ciudad. Asimismo, desarrollar los espacios verdes, tanto en parques como en las riberas fluviales, que permita crear zonas de esparcimiento saludables, con la ejecución del cinturón verde de la ciudad del que se lleva décadas hablando. Finalmente, la apuesta por energías renovables, tanto en los transportes como en los edificios públicos, que contribuya a aumentar la sostenibilidad de la ciudad, además de contar con un transporte de gestión pública moderno y eficaz, centrado en las necesidades de las personas, algo de lo que la ciudad carece en estos momentos. La mejora de la accesibilidad de la ciudad es imprescindible. Las personas con movilidad reducida se enfrentan, en el mismo escenario, a una tortuosa odisea  que en muchos casos es imposible de franquear. Las diferentes planificaciones urbanísticas puestas en marcha por las administraciones locales  no han tenido en cuenta las barreras arquitectónicas ni han velado por la accesibilidad total para personas con movilidad reducida.

—Dinamización de los barrios: para combatir la centralización y gentrificación que sufre la ciudad y la desconexión de algunas zonas, es importante dinamizar los barrios, especialmente desde el punto de vista cultural y social, terminando con las barreras. Para ello, proponemos potenciar los elementos patrimoniales de los barrios, como por ejemplo el Castro de los Judíos y Ad Legionem, en Puente Castro, así como reutilizar espacios municipales para dinamizar cultural y socialmente los barrios, con actividades de distinto tipo. Con todo ello, se puede crear un modelo de ciudad histórica, sostenible e integrada, que mejore la vida a sus habitantes y resulte atractiva al turismo, potenciando su identidad y la singularidad de la cultura leonesa.

En su momento, la estrategia Edusi y el proyecto seleccionado por el Gobierno se concedió y justificó para mejorar los seis barrios denominados «Entrevías» que son La Inmaculada, Cantamilanos, San Esteban, Las Ventas, La Asunción y San Mamés. Sin embargo, el traslado de las actuaciones para las que estaban destinados estos fondos privó a los barrios más humildes de la ciudad, los que tienen una renta per cápita menor, del dinero público y de los proyectos e inversión que justificaron la concesión de las ayudas y que tan necesarios son para los mismos. Y desviando dicho gasto al centro y a los barrios más ricos o turísticos de la ciudad. Siempre, además, con un proyecto turístico para la ciudad erróneo y mal planteado que nada tiene que ver con el de otras ciudades cuyo desarrollo en este sentido ha significado la protección de su patrimonio como eje central.

Otro capítulo completo merece el tema del desarrollo del empleo y la industria en León, puesto que los problemas son estructurales y necesitan de un abordaje, por lo tanto, estructural y complejo. Pero que también es determinante para que León no continúe dependiendo hasta las cotas actuales del sector servicios, un sector que ha demostrado su fragilidad frente a las vicisitudes de los factores internacionales.

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