La calle Ordoño y el resto de León
Hace unos meses, Diario de León publicó un estupendo reportaje fotográfico donde se evidenciaba con detalle el deterioro progresivo que ofrecían muchas zonas de la ciudad, incluidos lugares del mismo centro. Falta de numerosos árboles, solares llenos de basura, aceras levantadas, suciedad por el excremento de palomas, luminarias en muy mal estado, maleza que invade espacios urbanos, en fin, un espectáculo bastante lamentable.
Hasta hace un mes y pico, las márgenes del río a su paso por la ciudad presentaban un aspecto poco digno, los árboles que arrastró la riada del invierno se han mantenido amontonados en las pasarelas. El campus universitario no está en mejor estado. Si algún representante municipal coge la bicicleta un domingo, con el tráfico más contenido y recorre las instalaciones de nuestra Universidad, se dará cuenta de que hay mucha labor por realizar. Árboles que faltan, aceras levantadas, baldosas sueltas, mucha maleza, sobre todo en la trasera de las facultades de Derecho, Veterinaria y Biología, etc..
El Estadio Hispánico tampoco es una excepción; las instalaciones necesitan una reforma, la piscina cubierta (la más antigua) lleva sin agua y esperando no sabemos qué, mucho tiempo. El césped del Parque de La Granja no está tampoco en su mejor momento, y hay centenares de árboles repartidos por toda la ciudad y extrarradio que o están enfermos o, simplemente fueron arrancados en día lejano.
La lista de necesidades es larga; si a ello sumamos las que en un momento pudieran presentarle al alcalde las asociaciones de vecinos, imaginamos que pudiera ser abrumadora. Ante este panorama, la única obsesión del alcalde Diez es Ordoño II. Lo que no sabemos es exactamente en qué consiste esa fijación. Contra viento y marea, contra la opinión de muchos ciudadanos y de los comerciantes de la principal avenida de nuestra ciudad, han comenzado unas obras que parece a simple vista que tratan de destruir lo que se hizo hace poco más de un año.
Efectivamente, durante el mandato de Antonio Silván se llevaron a cabo obras de reconstrucción y mejora que duraron algún tiempo, por ello se nos hace difícil encontrar un motivo perentorio para acometer nuevamente obras. Lo dije en un anterior artículo de hace no más de tres meses: gastar en estos momentos tan difíciles por los que estamos atravesando, alrededor de 500.000 euros para no se sabe qué, nos parece una idea bastante disparatada. A simple vista existen otras muchas necesidades que la ciudad reclama y que al parecer los mandatarios municipales del momento han preferido ignorar. Una vez más, se cumple el famoso dicho de que los políticos van por un camino y los ciudadanos por otro.
Sin ir más lejos, hace unos días una patrulla de la Policía Local tuvo un percance serio en el desempeño de su labor diaria que se saldó con lesiones para los agentes. El sindicato de Policía Municipal sacó una nota de protesta a los pocos días del incidente mostrando su malestar ya que el equipo de gobierno y el resto de la Corporación no habían mostrado un apoyo decidido y claro ante este suceso. La obsesión del alcalde Diez se reduce, a lo que parece, a la calle Ordoño en exclusiva, dejando el resto de la ciudad en manos del destino incierto. Hay una cantidad apreciable de ciudadanos que están a la espera de que el alcalde explique con detalle cómo todo el afán de su gestión se reduce a cambiar la fisonomía de la principal avenida de la ciudad, los motivos de esta decisión que a muchos se le antoja absurda, y de paso dé cuenta si tiene a bien, qué va a hacer para paliar las enormes deficiencias que la ciudad de León muestra a lo largo y ancho.