Diario de León

‘Fratelli Tutti’ (‘Hermanos todos’)

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F ratelli Tutti es la nueva encíclica sobre la fraternidad y amistad social que el papa Francisco firmó el día 3 de octubre después de celebrar la Misa en la Basílica de San Francisco en Asís. La nueva encíclica es en un guiño a los lazos familiares que conectan a todos los pueblos del mundo. Es un documento didáctico que debe ser leído despacio y capítulo a capítulo. A través de los siglos, los papas han escrito cartas o encíclicas sobre temas de actualidad. Estos documentos, a veces van dirigidos a los obispos, otras veces a todos los católicos, más recientemente a toda la humanidad. Mediante el uso del formato de encíclica, el papa Francisco está dando a entender que tiene un mensaje importante que decir sobre la fraternidad y la amistad precisamente en los momentos de la pandemia producida por el Covid 19 y sus efectos perversos que estamos padeciendo.

Para hacer una lectura provechosa de este documento papal, me atrevo a hacer algunas sugerencias. En primer lugar, quiero advertir que la lectura de este documento de 43.000 palabras, 287 párrafos y 8 capítulos, no es fácil y debe hacerse de forma reposada. Su contenido podríamos resumirlo como sigue: El capítulo 1 describe la situación actual del mundo. Habla de «nubes oscuras», pero el Papa ofrece esperanza. «Las dificultades que parecen abrumadoras», escribe, «son oportunidades de crecimiento, no excusas para una resignación triste que sólo puede conducir a la aquiescencia». «Una vez que pase esta crisis de salud, nuestra peor respuesta sería sumergirnos aún más profundamente en el consumismo febril y nuevas formas de autopreservación egoísta», escribe el Papa en este primer capítulo.

El capítulo 2, que es una reflexión detallada sobre la parábola del «buen samaritano», aparece como la piedra angular de la encíclica, proporcionando un modelo claro de cómo el Papa piensa que las personas deben cuidarse unas a otras. Los capítulos 3 y 4 presentan la visión fundamental del Papa. «La estatura espiritual de la vida de una persona se mide por el amor», escribe. Este amor debe extenderse, más allá de la familia, la tribu y la nación, a los extraños, los migrantes y todas las personas. Estos capítulos son fundamentales para entender el mensaje que el papa Francisco quiere dar a la humanidad entera. El capítulo 5, titulado «Un mejor tipo de política», contiene lo que parecen ser algunas de las críticas más fuertes jamás hechas por un Papa al sistema de mercado global y a los populistas; el capítulo 6 se centra en la importancia de los valores sociales y culturales; el capítulo 7 se ocupa de la reconciliación y la construcción de la paz. Sería deseable que los políticos y los líderes del mundo leyesen estos capítulos, que nos invitan a ver a todos como a nuestros hermanos y hermanas y a tratarlos con bondad y respeto. Por último, el capítulo 8 habla del papel de la religión en la construcción de la fraternidad. Este capítulo será especialmente útil para los diálogos ecuménicos e interreligiosos.

La segunda sugerencia sobre la encíclica es que gran parte de ella repite lo que el Papa ha venido diciendo a lo largo de su pontificado. Las citas suman más de una cuarta parte de la encíclica, con 288 notas a pie de página para llevar al lector a sus fuentes. Aquí el Papa parece haber decidido recopilar su obra y presentar su pensamiento de una manera integral y sistemática. Aquellos que han seguido el magisterio del papa Francisco reconocerán en la encíclica los principios que guían su papado. Para aquellos que no están familiarizados con su doctrina, la encíclica será una buena introducción al espíritu franciscano que anima al Papa.

La tercera sugerencia a tener en cuenta es que la encíclica no aporta información impactante. Evita mencionar los temas sobre los que a los medios de comunicación les gustaría escribir. No dice nada sobre asuntos internos de la iglesia. Menciona el aborto sólo una vez de pasada. No hay nada sobre las personas LGBTQ y poco acerca de las mujeres. Lo que dice de las mujeres es positivo: «La organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar claramente que las mujeres poseen la misma dignidad y derechos idénticos que los hombres». También condena la violencia contra las mujeres y la trata de personas. La encíclica ve a hombres y mujeres como socios iguales para hacer frente a los problemas del mundo. La encíclica trata los problemas más graves de nuestra sociedad y momento: la pena capital, la guerra y la economía, pero el Papa no ofrece soluciones, sino que fomenta el diálogo y la inclusión. Todos son invitados al diálogo y a la toma de decisiones para hacer frente a los desafíos del mundo.

La cuarta recomendación a tener en cuenta es que la encíclica trata más de actitudes y valores que de programas. En su meditación sobre el Buen Samaritano, concluye: «La decisión de incluir o excluir a los que yacen heridos a lo largo del camino puede servir como criterio para juzgar todos los proyectos económicos, políticos, sociales y religiosos». También habla elocuentemente de la bondad que implica «palabras de consuelo, fortaleza y aliento» y no «palabras que degradan, entristecen, enojan o muestran desprecio». Pero este enfoque en valores no impide que el Papa diga a los políticos que deben implementar estos valores y que su mayor preocupación no debería ser el resultado de las encuestas, sino encontrar soluciones eficaces al «fenómeno de la exclusión social y económica, con sus graves consecuencias: la trata de personas, la comercialización de órganos y tejidos humanos, la explotación sexual de niños y niñas, el trabajo esclavo, incluida la prostitución, el tráfico de drogas y armas, el terrorismo y la delincuencia internacional organizada».

La quinta recomendación para leer la encíclica es que está escrita para todo el mundo, no sólo para la iglesia. La encíclica es especialmente útil para los sacerdotes y religiosos que necesitan elevar los ojos a una visión más alta y al mismo tiempo mantener su enfoque práctico.

En conclusión, esta encíclica es una obra que requiere meditación para una verdadera comprensión. Proporciona material de reflexión para filósofos y teólogos, líderes políticos y sociales y para los ciudadanos en general.

El papa Francisco sólo ha publicado tres encíclicas: Lumen Fidei  (La luz de la fe) escrita básicamente por Benedicto XVI antes de dimitir. El papa Francisco hizo pequeños cambios y firmó la encíclica en 2013 para mostrar la continuidad entre su papado y el de Benedicto XVI. Laudato Si   (Alabado seas), fue una llamada de socorro en nombre de la tierra, que está sufriendo la devastación ambiental y el calentamiento global. La respuesta a esta encíclica de 2015 fue muy positiva. Y Fratelli Tutti (Hermanos todos), su tercera encíclica, presenta su idea de cómo la humanidad debe responder a las necesidades del siglo XXI. Habrá que esperar un tiempo para ver la aceptación que encuentra en la sociedad y su eficacia. Pero en ello nos va el futuro.

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