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Publicado por
José María Prieto Serra | Escritor
León

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Siempre teníamos la imagen de que un juez era, debía ser, algo serio, imparcial coherente, independiente, buen profesional y, sobre todo, justo. Ahora somos conscientes que esa definición, esa imagen ha funcionado hasta la actualidad. Pero las cosas han cambiado y como está ocurriendo últimamente, han cambiado para mal.

El presidente, el Dr. fraude, el político mentiroso, no ha soportado no poder convencer al PP para que se aviniese a poder nombrar a los jueces de forma democrática y legal. Todos conocían que el PP, había declarado hace tiempo que no pactaría con el PSOE el nombramiento de jueces, siempre que en la conversación estuviera Podemos y su banda. Hasta ahí podíamos llegar.

¿Y qué ha ocurrido? Pues lo que tenía que ocurrir. El malvado Sánchez, al igual que con el gobierno de la Comunidad de Madrid, ha dicho que el tiene la mejor solución y si no es la mejor, es la suya y todo el mundo a acatarla. Desfachatez e inseguridad a tope. Él, Sánchez seguirá diciendo que su acción es pura democracia, pero también el sabe que vuelve a mentir. Con sus acciones, se está acercando peligrosamente a aquello que tanto criticó en tiempos pasados; la dictadura. Este hombre está inmerso en ella, de acuerdo con su comportamiento político y no hay quien le tosa. Naturalmente todo eso lo lleva a cabo porque se siente apoyado y, a la vez amenazado, por su vicepresidente Pablo Iglesias. Aquí se hace lo que diga Iglesias y si tienes bemoles me llevas la contraria. Te dejaría caer al vacío.

Como último episodio, pero no el menos importante, tenemos encima de la mesa el nombramiento de los jueces para el Consejo General del Poder Judicial. Y Sánchez quiere volver a hacer otra de las suyas.

Pero ¿qué opinan de todo esto, los propios jueces? ¿Por qué están tan callados? ¿Qué les frena a plantar cara a quien haga falta para que no se comentan graves irregularidades, ilegales de toda ilegalidad para que se celebren como siempre, como es debido la elección de SS? ¿Estamos de verdad en una democracia o hay que comenzar a partirse de la risa?

¿Por qué teniendo como tenemos un pueblo genial, trabajador, creativo, honesto, que le gusta luchar por lo mejor en cualquier campo que sea necesario, y sin embargo está, estamos, acongojados ante medidas que pueden calificarse, con perdón de anti-natura? ¿Qué está ocurriendo en los subterráneos de lo que tiene que ser normal para que se convierta en algo complicado y sin razón? Esos jueces que, siempre han dado ejemplo y han logrado que nuestra Justicia tenga el prestigio conseguido por el buen trabajo de sus componentes, ¿donde están esos jueces ahora?

¿Cómo es posible que la llamada de Felipe VI a Carlos Lesmes, para comentarle que había sentido tristeza de no estar en la reunión celebrada en Barcelona sea criticada y por tanto, criticado también el Rey? Como no podía ser de otra forma la crítica nace y crece en Pablo Iglesias que lo más cerca que había visto a un Rey era en los cromos de historia?

¿Qué derecho tiene este pánfilo, este papanatas, en erigirse el crítico mayor del reino para dejar claro su rechazo a la monarquía? Pero, ¿dónde estamos?.

Y vuelvo a los jueces. ¿No existe un camino legal que impida esa traidora maniobra de Sánchez para lograr que el CGPJ tenga los jueces que quiere el Gobierno, se supone que para dentro de un tiempo, cuando toque, este Gobierno de ahora esté perfectamente defendido por los jueces que se quieren nombrar con tamaña maniobra, que tanto se aleja de la dictadura?

Está más que claro que España no está viviendo lo que le correspondería ahora por ser el país que es. España está en manos de verdaderos aficionados a la política y profesionales de la mentira, el tapujo, el aquí mando yo y el que no quiera que se vaya.

Nuestro país se la está jugando en estas semanas de discusiones absurdas incluso en el Parlamento. ¿Nos puede quedar Europa, que se de cuenta del desastre de nuestro país y ponga remedio, cortando, por ejemplo, las subvenciones que España deberá recibir? Podría ser pero es difícil poner la mano en el fuego como garantía para que eso ocurra.

Pero, perdón, quiero agarrarme a la pregunta tan sencilla pero tan difícil de contestar.

¿Donde están los jueces que deben responder al órdago del presidente?

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