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Joe Biden, segundo presidente católico de los Estados Unidos

Publicado por
Prisciliano Cordero del Casttillo | Sociólogo y Sacerdote
León

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Durante la última semana de su campaña presidencial, Joe Biden dijo: «El papa Francisco ha hecho preguntas que cualquiera que busque dirigir esta gran nación debe responder». Ahora que Biden se ha convertido en el segundo presidente católico en la historia de los Estados Unidos, muchos católicos se preguntan si el candidato, que reconoce públicamente su fe católica y que en su primer discurso como presidente se comprometió a reunificar una nación dividida, también podrá ayudar a sanar su propia iglesia profundamente dividida.

A lo largo de la campaña, Biden ha sido fuertemente criticado por parte de la jerarquía católica, sugiriendo que no es un verdadero católico, pues apoya el aborto legal, lo que le enfrenta con la enseñanza de la iglesia. Sin embargo, algunos observadores de la iglesia están advirtiendo que tal hostilidad podría ser contraproducente y dividir aún más a los católicos que apoyan al presidente electo. «La Iglesia Católica en los Estados Unidos está tan dividida como la política del país, y a menudo debido a la política», dijo David Gibson, director del Centro de Religión y Cultura de la Universidad de Fordham, N.Y. Otros líderes de la iglesia creen que sería interesante apoyar la decisión de Biden para salvar las divisiones nacionales y aprovechar ese mismo enfoque dentro de la iglesia, también muy dividida.

Joe Biden es realmente católico. Actúa y habla como la mayoría de los católicos practicantes en Estados Unidos. Su creencia en Dios es el fundamento espiritual que le ha sostenido en la trágica pérdida de su esposa y su hija de 1 año en un accidente de tráfico, y años después la muerte de su hijo Beau de cáncer cerebral a los 46 años.

Tratar de usar su catolicismo en su contra para fines partidistas podría ser tremendamente injusto. Si John F. Kennedy fue el  primer católico y el candidato más joven   en ser elegido presidente de los Estados Unidos en 1960, Biden, a sus 77 años, tiene el honor de ser el segundo presidente católico, el más anciano al asumir el cargo y el más votado en toda la historia de los Estados Unidos.

La victoria de Joe Biden se debe en gran medida a los latinos, particularmente en el oeste y el suroeste, pero también en las áreas urbanas de todo el país, y los latinos en su inmensa mayoría son católicos. El 67% de los católicos hispanos han votado a Biden, frente al 32% que votaron a Trump. Caso aparte es el de los hispanos de Florida, mayoritariamente cubanos, y de Tejas, que han votado a Trump el 38 y el 43% respectivamente. Para los católicos latinos esta victoria es importante porque Biden se preocupa por los temas que les importan: la inmigración, las solicitudes de asilo, el deseo de rectificar los males cometidos especialmente contra los niños migrantes durante la administración Trump.

Otro tema singular, tanto para el país como para la iglesia católica, que ha salido a la luz en la campaña y que Biden quiere abordar desde el primer momento de su mandato, es el de la justicia racial. Uno de los argumentos finales de la campaña de Biden fue que el racismo era el pecado más grave de toda la historia de los EE UU. «Lo que se necesita ahora es aplastar el racismo sistémico y la supremacía blanca para construir un mundo, una sociedad y una iglesia que sea justa y equitativa».

Otro mérito en su currículum de católico es el valor que Biden da a la Doctrina Social Católica. Biden se preocupa por el bien común, la dignidad de la persona humana, el respeto a la creación y una opción preferencial por los pobres, temas todos ellos muy acordes con las enseñanzas del papa Francisco.

La presidencia de Biden es una nueva oportunidad para que el segundo presidente católico de los Estados Unidos haga que todas esas piezas rotas encajen y que consiga esa añorada unidad civil y de la iglesia católica. No será fácil y no sucederá automáticamente. Sabemos que tiene mucha oposición incluso dentro de la iglesia católica. Pero hay razones para esperar, y todos los estadounidenses necesitan esperanza y ayuda para que así suceda. Después de cuatro años de racismo, misoginia y narcisismo en la Casa Blanca, la mayor parte de los estadounidenses espera con ansias un líder digno y honesto que pueda restaurar un nivel de respeto por la ciudadanía y por la nación.