¿Para cuándo una reforma de la gramática?
Algún día habrá que hacer una reforma en profundidad de la gramática española, cosa que hasta ahora no se hizo. Tan solo algunas correcciones acentuales que en nada afectan al meollo de la cuestión. Sé que lleva tiempo y consenso, pero estamos tardando en dar los primeros pasos. A mí se me ocurren una serie de modificaciones de largo recorrido.
En primer lugar, convendría suprimir unas cuantas consonantes, porque no se modifica el sonido y evita problemas de escritura: /b/ en vez de /v/; /z/ para /c, z/; /k/ para las consonantes /c,k,q/; /y/ en vez de /ll/; /s/ para /x, s/; /g/ para el sonido suave, es decir, /gue/; /j/ para todo sonido fuerte; eliminar la /h/ y la /w/: solo en este apartado convendría mantener la /h/ para el sonido /che/. De este modo nos queda este abecedario: a, b, ch, d, e, f, g, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, r, s, t, u, y, z.
En segundo lugar, otra modificación posible y casi necesaria es la simplificación de la conjugación verbal. En muchas ocasiones se habla de la gran dificultad de la gente extranjera —y española— en aprender la conjugación. Creo que podemos reducir esa dificultad a propios y extraños, sin que se resienta la expresión oral y la escrita. En principio, elimino dos tiempos simples —y sus compuestos, claro— por el escaso o nulo uso, salvo a nivel literario: el potencial o condicional simple y el futuro imperfecto de subjuntivo. Además, y en consonancia con lo dicho en el apartado de las consonantes, suprimo todos los tiempos compuestos —he comido, había comido, etc.—. Tenemos un sistema verbal suficientemente rico como para que apenas se noten estos cambios. Hay dos tiempos esenciales en el manejo de la expresión: el presente de indicativo y el pretérito perfecto simple o indefinido. Prácticamente con estos dos tiempos podemos explicarnos de manera clara y rotunda. Disponemos de eslabones importantes para matizar si un hecho es de ahora, pasado o futuro. Tenemos, sobre todo, la ayuda de los adverbios.
De poco sirve dedicar tiempo a la sintaxis en abstracto cuando muy pocos la entienden. Es algo complejo, distante y artificial
Si el lector está atento puede repasar si uso o no algún tiempo compuesto, si echo mano de esos tiempos que propongo eliminar, si aparecen muchas «haches», si se entiende cabalmente lo que escribo… Si te fijas un poco no peco de vanguardista, en cuanto que reivindico dos sonidos muy nuestros como son la /ch/ y la /ñ/. Me parece oportuno que la /b/ ocupe todo el espectro de este sonido, ya que no tenemos ningún sonido singular para /v/. La /k/ se asocia siempre al sonido fuerte, en tanto quedaría la /z/ para el sonido débil. Extraña la diferencia /g, j/ pero parece conveniente asociar el sonido débil a /g/ y el fuerte a /j/. El yeísmo /y/ prácticamente se comió, por comodidad, la /ll/. No tiene mayor interés distinguir la /s/ de la /x/. Me apena eliminar la /h/, pero si se suprimen los tiempos compuestos de los verbos apenas tenemos casos flagrantes. En todo caso, el contexto, como pasa con los acentos, nos sacará de dudas.
A nadie le extrañará demasiado que se aborde la reforma de los tiempos verbales. Son ajustes que no empobrecen el actual sistema de la gramática. Más atrevidos y delicados parecen los referidos a la supresión de consonantes. Entiendo que se necesita tiento y oportunidad. Y quede claro que los profesores de lengua y literatura pueden centrarse más en dos vertientes: talleres literarios y fomento de la lectura. Ahí sí que puede conectar con más alumnos y no con la gramática en su exhaustivo análisis.
De poco sirve dedicar tiempo a la sintaxis en abstracto cuando muy pocos la entienden. Es algo complejo, distante y artificial. Al menos, si se hace sintaxis que sea en los cursos avanzados y que se refiera al texto escrito tal cual, la llamada gramática del texto. Sin embargo, en la creación literaria o expresión —talleres de escritura— y en el fomento a la lectura —talleres de lectura— puede que se conecte plenamente con la vida fuera del aula. Es una sugerencia.
Creo que es hora de reflexionar seriamente sobre la conveniencia o no de un giro más ambicioso en construir otra gramática. Prácticamente nos sirve casi todo. Apenas añado unos cambios que mejorarán el aprendizaje y uso de esta lengua. De todos es sabido que aprendemos lo esencial de boca de los demás, sobre todo en las primeras etapas de la vida. Padres y maestros nos van conformando unas maneras de expresión indelebles. Más tarde, el estudio amplía y enriquece este aprendizaje.