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Publicado por
José Fernández Amezn médico de familia jubilado
León

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Cada loco con su tema. El loco soy yo y mi tema la medicina rural. Una parte de la medicina que sin duda debe adaptarse a los nuevos tiempos que vivimos y a los cambios tecnológicos que con estos tiempos nos llegan. Pero señores que los cambios sean para «mejorar». Los políticos de nuestra CCAA me lo ponen muy fácil, con sus «cambios de opinión» continuos. Que si consulta presencial no, que si consulta presencial sí.

De improviso a la conversación telefónica entre un sanitario y su paciente se le denomina «acto médico». El acto médico, en la Medicina Rural «es el momento del desempeño de la profesión del sanitario ante o frente al enfermo». Ha sido así, desde siempre. Conseguir razones que nos lleven al diagnostico y/o al tratamiento del paciente se me hace difícil a través del teléfono. No, no es un acto médico hablar con el paciente vía telefónica. La vía telefónica es una simple trasmisión de datos.

—Y aquí es donde aparece mi primer personaje, el inefable, omnipresente y vicepresidente de todo de la J. de CyL, el señor Igea, médico de profesión, aunque muy lejos de la difícil tarea de ejercer la medicina de cabecera. Y este señor nos viene con la interesada idea de que lo del teléfono entre médico y paciente como interlocutores es un «acto médico». Mire, señor Igea, esto no se lo cree ni usted. La telefonía puede ser muy útil, para programar una cita, dar un volante, hacer una receta… que son tareas burocráticas, y usted debe saber que estos trabajos burocráticos relacionados con la sanidad, detraen un alto porcentaje del tiempo que el profesional dedica a su trabajo.

Es muy socorrido recurrir al teléfono para «todo». Pero nada informa más en Medicina Rural que ese momento en el que el paciente y el médico se miran y se hacen y se contestan preguntas. Este momento se vive de diferente forma por cada profesional, pero casi siempre se sabe lo que es más conveniente para el paciente.

Admito que en algunas especialidades, el teléfono puede jugar un papel que pueda parecerse al acto médico. Este humilde medico jubilado ha realizado actos médicos jugando al mus, en la calle, en el domicilio o en la consulta, pero siempre con el paciente al lado. Mire un porcentaje no bajo de los motivos de la consulta del paciente al médico no es aquel por el que entra en la consulta. A veces la tos o las décimas de fiebre son el reclamo para estar ante tu medico, y en la labor de este muchas veces está el «entender» a que ha ido realmente este hombre/mujer a la consulta. Le contaría centenares de estas situaciones. ¿Ud. pretende privar a la medicina rural de esta arma? No hago demagogia, le cuento la realidad. Al menos la que yo viví.

Ocurre que no tenemos médicos ni tenemos enfermeros, los hemos formado y se han ido en busca de mejores condiciones de trabajo. Las diferencias retributivas y expectativas profesionales entre un Médico de Familia en el País Vasco o Cataluña y uno de León pueden ser de entre 15.000-20.000 euros al año. Esa es la lucha. Por cierto en España hay 23.000 médicos y enfermeros (Newtral.es) parados o inactivos. Hay que ponerse a trabajar y ante la necesidad por la pandemia, facilitar su accesibilidad y no tan solo decir que no «podemos contratar». La oferta del Sr. Sánchez llega tarde.

Se precisan médicos y enfermeros que vuelvan a poblar nuestros consultorios. Y también y sin duda, teléfonos a disposición de los pacientes que sufren la distancia y la no conectividad a los mismos, para hablar con su médico si lo precisa.

—Nuestro segundo personaje por tanto es el teléfono (en modo de sustituto del médico). Ese personaje que habla a través de un disco, o que alguien te dice que el pueblo al que llama esta desconectado o no tiene cobertura. Ese personaje que nunca se descuelga por estar colapsado y que ocurre fundamentalmente en el norte de León, donde habitan unas personas que tienen los mismos derechos que el que vive en León y que paga los mismos impuestos que el que vive en León, pero al que no llegan los mismos derechos que el que vive en León. Este teléfono, colapsado, que comunica permanentemente, y que cuando consigues que alguien lo descuelgue a lo máximo que puedes llegar es a qué te den una «cita previa» para tu sanitario de referencia el cual valorara donde, cómo y cuando se realizara y «si es necesaria». Quienes no hayan conseguido que el teléfono se descuelgue, tienen dos opciones o se quedan en casa cabreados o acuden directamente al centro (si pueden) donde serán «evaluados». Ya ven nuestro segundo personaje es un teléfono, «el teléfono», que ya domina nuestro mundo pero que capacita solo a algunos para su uso, el resto pues «en espera»…

—El tercero de nuestros personajes es la consejera de Sanidad, la señora Casado. Hagamos un recordatorio. Por noviembre del 2019 el señor Igea (no sé porqué lo presento él en vez de Casado) presentó a bombo y platillo su ‘Nuevo Modelo de Asistencia Sanitaria en el Medio Rural’, que se ofrecía a los ciudadanos por su dispersión, envejecimiento, despoblación…, incluso y además de los consultorios locales (CL) y los Centros de Salud (CS) una consulta intermedia denominada, Consultorio Rural de Agrupación (CRA), bien dotados y con consultas en los tres de lunes a viernes. Luego con la Pandemia vino lo del 15 de abril, las nuevas normas y de lo dicho nada. Se anunció que en los CL de menos de 50 tarjetas sanitarias no habrá consulta, tan solo bajo el criterio del profesional. Si las tarjetas están entre 50 y 100, una vez por semana. Entre 100-201 dos veces por semana y así hasta más de 500 que sería de lunes a viernes. Lo de los CRA quedó muy bien, pero no tuvo continuidad.

Repentinamente la señora Casado (supongo que presionada por su nefasta gestión) dice que va a «homogeneizar la consulta presencial». El «homogeneizador» es la «cita previa», que necesariamente ha de ser vía telefónica. Es la trampa ideal para que esta, sea casi imposible en el ámbito rural más estricto (más alejado). Ella predice que la cita previa será «el filtro» necesario para que se lleve a cabo esta consulta presencial. Señora Casado, tendrá que buscar la forma de «facilitar» esta cita previa y que su «acceso» sea útil y fácil, porqué sino, no será un filtro, será un tapón.

El profesional, al menos el rural (porque es el que conozco) siempre ha respondido a la llamada de sus pacientes, entre otras cosas porque los «conoce», los valora y casi siempre acierta en el momento de la necesidad de ver o demorar la llamada. Siempre le dio solución. Si señora, queremos una medicina digna y para esto precisamos sobre todo médicos y enfermeros, ellos se encargaran de hacerla digna. Es lo que han estado haciendo hasta ahora. Pero si suben las necesidades y disminuimos el número de profesionales, la atención se resiente, se recurre a la telemedicina (suplantación de sanitarios por una conexión al teléfono) para paliar la falta de profesionales, no se pueden sustituir las bajas, las vacaciones, las jubilaciones, los permisos… Se me ocurren mil maneras de conseguir aquello que Ud. dijo de «poner dinero» para tener una sanidad rural digna en León y seguro que a Ud. también.

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