Diario de León
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EMPIEZO a percibir síntomas de hartazgo en la calle sobre el «caso Nevenka», la condena del ex alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez, y todas sus múltiples repercusiones, reacciones, réplicas y contrarréplicas con unos argumentos conocidos y repetidos hasta la saciedad. El personal empieza a experimentar cierto rechazo a todo este asunto. El caviar iraní sin duda es uno de los platos más exclusivos del mundo, pero si se comen a diario dos tazones _o tres o cuatro_ sin duda que se acaba aborreciendo. Es así de simple, pasa con casi todo. Y en el caso que nos ocupa, lo mismo. Creo que nadie era tan iluso de pensar que el culebrón se iba a terminar con la sentencia del TSJ de Castilla y León, pero todo el mundo confiaba en que la cosa se iba a apaciguar un poco; vamos que el termostato se iba a regular a la baja. Sin embargo, la realidad es bien diferente. Nevenka Fernández vuelve de Londres casi como una estrella cinematográfica _por la cantidad de periodistas y cámaras que la esperaron en el aeropuerto_ y en su exclusiva rueda de prensa en Madrid vincula los negocios hosteleros de Álvarez con el mundo de la droga. Ahí queda eso, sin más. El ex regidor publica su famosa carta con su particular versión de todo lo sucedido y fragmentos de las epístolas amorosas de la ex concejal de Hacienda, escritas de su puño y letra cuando la relación era buena. Días después de todo esto, el pasado viernes concretamente, se produce la manifestación a favor de la gestión del alcalde y la contramanifestación de los que consideran que alguien condenado por acoso sexual no puede recibir el apoyo de la ciudadanía. Unas movilizaciones que más parecieron un partido de alto riesgo entre el Barça y el Madrid, con la policía nacional y local haciendo pasillo entre las dos aficiones para evitar enfrentamientos o incluso agresiones. Insultos personales, inequívocos gestos cornúpetas a quien se tenía enfrente, desprecios, etc. ¿La Ponferrada real es así?. Yo afirmo que no. Y todo esto trufado con más declaraciones y contradeclaraciones, algunas de las cuales para enmarcar como la que escuché a la portavoz de una plataforma feminista de que a Nevenka hay que apoyarla por el simple hecho de ser mujer. ¿Sólo por eso?. ¿Los argumentos o los hechos no sirven absolutamente para nada? En toda esta historia se ha simplificado demasiado la realidad de Ponferrada y yo creo que erróneamente. En ocasiones se ha tratado de presentar el caso de forma bastante maniquea. Blancos y negros. Partidarios del ex alcalde y partidarios de Nevenka Fernández. Puedo jurar que mucha gente _me atrevería a decir que la mayoría_ no es blanca ni negra. Son mulatos, trigueños o cuarterones. Aprecian o intuyen los claros y oscuros que hay en la historia de cada una de las partes. Las consistencias y las debilidades. Y piensan con su cabeza, sin que nadie les encauce ni les lleve de la mano. Y tienen claro cual es su sentir y empiezan a estar más que hartos de toda esta movida porque al margen del «caso Nevenka» también hay vida. Y no es extraterrestre.

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