Cultura en León: no disparen al pianista

Desde luego no es fácil aceptar que esta tierra generosa en el trato reconozca también las cosas buenas y crecientes que en ella tienen lugar. Estos hechos lo demuestran las reflexiones que muchos días acontecen en distintos medios, pero también en otras voces acerca de nuestro panorama cultural. No está mal constatar e intentar modificar comportamientos e ineptitudes de nuestros dirigentes a través de algunas opiniones, pero conviene de tanto en tanto decir que algunas tareas andan con buen pie y son motivo de decisiones nada arbitrarias, para no confundir a la opinión pública, algo alterada con el desenfreno televisivo por conseguir triunfos lo más rápido posible. Creo que se han iniciado algunos caminos en esta ciudad que tienen que ver con un talante abierto, sincero y positivo, con cierto criterio por construir algo que tiene que ver con el sentimiento y la sensibilidad para seguir haciendo eso tan difícil de nombrar, por creíble, como espacios para la convivencia, y porvenir menos incierto. En el fondo se trata de edificaciones interiores, tan importantes como esos esfuerzos por dotar a nuestro entorno de formas que potencien el diálogo entre cultura y ciudad. En fin, tareas imprescindibles para acercarnos a los «otros» sin temor ni desconfianza. Y estas líneas ahora quieren invitar a que se modifiquen ciertos hábitos a derribar todo lo que siendo propio, de aquí, lo queremos alejar. He pasado mucho tiempo en una ciudad que despierta admiración en muchas partes de nuestra geografía. Y que en su máxima extensión, Cataluña, hace gala, y de hecho una gran parte sostiene como tierra de acogida. No escatiman elogios en valorar lo suyo. Pero también saben cuestionarlo. Este año, con motivo del Año Internacional Gaudí, Barcelona se está acercando con curiosidad a León. Nos acoge en varios de sus programas, y nos acerca algunos artistas y personas de las artes y del pensamiento. Estos vasos comunicantes comienzan a fluir y seguro que tiene que pasar algún tiempo para acertar con un diagnóstico más o menos certero de lo que se está proponiendo. Y estos vínculos no son casualidad. Creo que hay que valorar esfuerzos como la puesta en marcha del Auditorio Ciudad de León, con un equipo humano muy cualificado, que también necesita su tiempo. Celebrar que surjan en esta ciudad conceptos y procesos para compartir con otras. Que poco a poco salga del letargo de otros tiempos. Darse cuenta, en fin, de que la cultura es lo que actualmente mueve las ciudades. Y así hasta desglosar algunos aspectos del mosaico que empieza a perfilarse. Que la Feria del Libro se traslade a noviembre puede entenderse también como intento de potenciar a un sector que, obviamente merece otro impulso y nuevas ideas, pero no hay que inclinar sólo la balanza hacia el lado institucional más cercano. El barco no se ha hundido. El Centro Coreográfico, que todavía es un proyecto, y en el que llevo implicado casi dos años, está a punto de estrenar una producción propia con participación de artistas de León, Barcelona, Estados Unidos y Japón, y ha recibido una invitación de uno de los Centros Coreográficos y de formación más prestigiosos de Europa, el CNDC de Angers (Francia). Muchas instituciones y entidades locales se están implicando verdaderamente en este compromiso con la sociedad leonesa, y están fomentando la participación activa , tanto de los jóvenes como de otros segmentos de la población. León no ha vivido desde hace mucho una apuesta por la cultura como es estos momentos. Y claro, que falta camino por recorrer. A veces, algo más juntos se suavizan los malos tragos, sobre todo si se quiere llegar a alguna parte.