Diario de León
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León

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EN toda Europa se está endureciendo el juego de la inmigración, pero la inmigración no es precisamente un juego: para muchos de los que intentan llegar es una cuestión de muerte o muerte. Hemos tardado mucho tiempo en darnos cuenta del tamaño del problema, que ha ido creciendo mientras nuestros políticos lo debatían tomando más agua mineral que decisiones. La Ley de Extranjería ha ido envejeciendo a medida que se parcheaba y habría que hacer una nueva en vez de remendarla. Los últimos recortes y añadidos se han quedado antiguos en tres años y está hecha una facha, en el buen sentido de la palabra. Los obispos españoles, que llevan una temporada en el candelero por unas cosas o por otras, casi siempre por otras, preparan una pastoral para expresar su desazón por normas que podrían suponer una disminución de derechos. El peligro es evidente, ya que ni se pueden poner ametralladoras en las fronteras, ni se puede pintar en ellas un gran letrero que diga «Entrada libre hasta completar el aforo». ¿Cómo se impide la siniestra tarea de las mafias que trafican con carne humana? ¿cómo se logra un mayor control en los países exportadores de pobres? Miles de seres humanos llegan a los países europeos sin contrato de trabajo y por lo tanto sin tener nada que hacer más que la soñada digestión. Habló Thailard de Chardin de «antropogénesis final». El sabio jesuita estaba convencido de que cuando transcurrieran algunos siglos se produciría una mezcla de razas. El resultado sería un tipo de persona de pigmentación más oscura que la de los blancos y menos negra que la de los negros, tirando a verdecilla. Lo que tardará aún más tiempo en llegar es la antropogénesis económica. En Norteamérica, que ha incorporado en los últimos años a más de diez millones de inmigrantes, no se ha reducido el número de pobres. Después de la Cumbre de Sevilla, que debatirá la unificación de criterios entre los Quince, sabremos qué rumbo se toma. Escoger entre el egoísmo y la solidaridad es plantear las cosas de modo simple. Entre ambas está la hipocresía, por ejemplo. 06/09/17-51/2002

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