Veterinarios y seguridad alimentaria
Todos, principalmente los consumidores que somos los receptores finales de la cadena alimentaria, debemos conocer que el Reglamento 178/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 28 de Enero de 2002, establece los principios y requisitos generales de la legislación alimentaria, crea la Autoridad Alimentaria Europea (AAE) y fija procedimientos relativos a la seguridad alimentaria y que, aunque provisionalmente se emplaza en Bruselas, a priori, Barcelona se encuentra entre las cuatro candidatas de la UE para albergar la sede de la AAE. El presidente de turno del Consejo de Ministros de Agricultura, y titular español de la cartera, Miguel Arias Cañete, insistió en la importancia de dicha decisión, y fundamentó su afirmación en que «esta es la mejor solución para restablecer la confianza de los consumidores tras las últimas crisis de las vacas locas y la fiebre aftosa». Entre los objetivos primordiales de la AAE se encuentra el de proteger la vida, la salud o la seguridad de las personas y proteger los intereses de los consumidores, así como cubrir los vacíos existentes en la actualidad en el ámbito de la seguridad alimentaria además de coordinar la estrecha relación entre las distintas estructuras sanitarias y hacer de flujo permanente entre todos los entes públicos y privados precisamente para asegurar que el alimento desde sus orígenes hasta nuestras mesas sea sometido a un riguroso control técnico y sanitario, siendo un modelo de obligado cumplimiento para todos los estamentos públicos que detenten competencias al respecto. De hecho, en la Ley 11/2001, de 5 de Julio, (B.O.E. nº. 161), por la que se crea la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, se cita en su exposición de motivos que: «La seguridad alimentaria es una exigencia derivada de la Constitución, que consagra el derecho a la protección de la salud y otorga a los poderes públicos competencias para organizar y tutelar la salud pública y les encomienda la defensa de los consumidores y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los legítimos intereses de los mismos (artículos 43, 51 y 149.1.16ª.)». Cuando la Unión Europea se prepara para unificar criterios en materia de calidad y seguridad alimentaria, la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León rema hacia atrás, y en vez de reforzar su estructura y prepararse para asumir adecuadamente el futuro inmediato en este campo, como nos consta ya están haciendo otras autonomías y consejerías como la de Sanidad y B. S. de Castilla y León, Agricultura y Ganadería se dedica a privatizar, recortar, superburocratizar al ya altamente sacrificado sector agropecuario, y que como de todos es conocido, es el motivo fundamental del conflicto Junta-Veterinarios. Pero parece que la Consejería de Agricultura y Ganadería de Castilla y León se quiere desmarcar del conjunto de la nación y de Europa, y arbitrar por su cuenta y riesgo, promulgando la legislación que en lugar de favorecer el control sanitario, se debiera enmarcar dentro del «descontrol y despropósito sanitario». Esta Consejería, o su razón de ser en lo que respecta a la ganadería, se basa fundamentalmente en fomentar la producción en las explotaciones, sus condiciones higiénicas y requisitos sanitarios, el control de la manipulación de piensos y medicamentos, del movimiento pecuario y su transporte, etc, pero la cruda realidad es que para los responsables de dicha Consejería les es suficiente con que le cuadren los papeles, y aunque éstas sufran graves problemas sanitarios o de producción, eso les trae si cuidado. Un claro ejemplo es el enfoque dado desde Valladolid al control del brote de brucelosis que lleva sufriendo el norte de la comunidad desde hace varios años, parche sobre parche y el problema sin resolver. ¿Dónde están los programas sanitarios de la erradicación de paratuberculosis, de toxoplasmosis, de agalaxia contagiosa que lleva décadas produciendo enormes pérdidas en los rebaños de ganado ovino y caprino, los problemas informáticos de la calidad higiénica de la leche o de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria y cooperativas...? ¡Pregunten a los ganaderos si esto no es importante para sus economías! ¿Y para la seguridad sanitaria de todos? Los veterinarios como sanitarios que ejercemos nuestra profesión en el principio, durante y al final de esa cadena alimentaria que nos previene día a día de posibles riesgos (tuberculosis, brucelosis, carbuncos, triquinosis, listeriosis, tularemia, parasitosis internas y externas, sustancias aditivas prohibidas, antibióticos y productos que provocan desde alergias hasta enfermedades degenerativas mortales, etcétera), estamos decepcionados y a la vez sorprendidos, tanto como cualquiera, de que una Consejería como la de Agricultura y Ganadería de Castilla y León que es responsable entre otros cometidos de los sanitarios, sólo se preocupe de que la P.A.C. -subvenciones- les funcione y aunque este punto nos parece de capital importancia porque con el dinero de los demás no se puede jugar, no deja de ser menos importante el no jugar con la salud de los ciudadanos aplicando una política sanitaria tan penosa y escasa en contenido, objetivos y medios como la actual. Una buena gestión sanitaria se traduce en importantes mejoras económicas añadidas. Les deseamos mucha suerte porque, de ocurrir un incidente sanitario grave derivado de su nefasta gestión, con toda seguridad veremos sentados en el banquillo a muchos de los que detentan responsabilidades y dictan políticas sanitarias restrictivas, inadecuadas y tercermundistas destinadas a la ciudadanía castellana y leonesa que simplemente por el hecho de serlo tiene pleno derecho, como cualquier otro europeo, a una seguridad alimentaria coherente y eficaz. Pero, ¿no se dan cuenta en el lío que se han metido por su falta de criterios claros, su desconocimiento y abandono sanitario? Asuman sus compromisos que para eso están voluntariamente ostentando cargos de responsabilidad pagados con fondos públicos y, eso sí, adminístrenlos correctamente. Esto sólo ocurre en Castilla y León, en cualquier otra administración ya habrían saltado de los sillones por su probada incompetencia, y más cuando todo un macrosector que incluye a los agricultores y ganaderos, veterinarios, consumidores, tratantes, transportistas, carniceros, órganos colegiados, sindicatos sanitarios, sindicatos agrarios, partidos políticos, etcétera, les recriminan por su nefasta labor y ustedes. siguen empecinados sin rectificar en sus errores, demostrando que son malos gestores, peores negociadores y nulos como políticos. Además de proyectar una lamentable imagen al exterior, están causando un enorme perjuicio económico al sector agropecuario de Castilla y León, en una palabra, se lo están cargando sin escrúpulo alguno. Es una «guerra» que nosotros no hemos comenzado, pero afortunadamente para toda la colectividad cada vez contamos con más apoyos en defensa de los intereses particulares y generales de todo un sector y una sociedad que en estos momentos están desamparados y amenazados por su mala gestión, aunque las consecuencias que ya les advertimos hace más de tres meses, cuando los veterinarios empezamos a movilizarnos, son sólo un preludio de lo que se les viene encima.