Ricos de solemnidad
NO sé cómo se ha podido averiguar el número de euromillonarios que hay en España. En general, las personas que han acumulado una gran fortuna tiene dos preocupaciones básicas: la de ocultarla y la de incrementarla. El miedo a un posible secuestro y a las peticiones de los parientes pobres ha fomentado entre los ricos la adorable virtud de la modestia, al mismo tiempo que estimulaba el feo vicio de la avaricia. Alguna filtración ha tenido que producirse para que el último informe anual sobre la riqueza en el mundo divulgue el dato: hay 105.000 compatriotas con inversiones en activos financieros líquidos, o sea, con una posición económica muy sólida, cuyos capitales superiores al millón de euros. Más méritos tendría descubrir quiénes son los 105.000 españoles más pobres, pero la gran banca no se interesa por ellos. Nunca sabremos los nombres de los que tienen menos, ya que sería muy laborioso buscarlos entre los que no tienen nada. Además, la competencia entre los menesterosos es muy dura. ¿Debe llenarnos de orgullo saber que el 4,2 de los poseedores de grandes fortunas vive en nuestro país? Existe una cierta tendencia a creer que todo el que tiene mucho dinero tiene muy poca vergüenza. San Juan Crisóstomo decía que los ricos eran o ladrones o hijos de ladrones, pero eso no siempre es así. No todos los capitales se amasan con la levadura de la sangre ajena. Si alguien inventa un caramelo con un palito, un bolígrafo con una tinta que no se acabe nunca, una escoba que barra sola o un silbato para convocar la lluvia, tiene legítimo derecho a enriquecerse. También si es capaz de meter goles en todos los partidos chutando desde el centro del campo. Creo que los euromillonarios lamentarán ser mortales más que el resto de los mortales: Cuando se les acabe la vida tendrán que dejarse aquí la bolsa. Quizá hayan pensado en sus escasos ratos libres encargarle a su sastre una mortaja con muchos bolsillos. No sé. Jamás he escogido a mis amigos en consideración al dinero que puedan tener. Ellos tampoco me han escogido a mí, evidentemente, teniendo en cuenta eso. 06/18/18-28/2002