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Alfonso IX y la Universidad El CTR y los tribunales Automovilistas que olvidan las normasLos jardines no sólo son para los perros

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León

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Francisco Iglesias Carreño (Presidente de PREPAL) nos comenta: «Alfonso IX puede ser un nombre para la Universidad. Desde un inicio nos agradó que el nombre de la universidad fuera el de Universidad de León, como nos agradó que esta Universidad se extendiera paulatinamente hacia todas y cada una de las comarcas naturales de esta provincia creada en 1833 por división triprovincial del reino leonés junto a las hermanas de Salamanca y Zamora. Ahora, ante las propuestas de dotar a la Universidad, la que ya es de León, un nombre propio, y después de resaltar todo lo que sea preciso y necesario, el nombre antedicho de León y manteniéndonos en el más absoluto de los respetos hacia otras provincias, ponemos sobre la mesa el nombre de Alfonso IX. Esa es la propuesta del PREPAL porqueAlfonso IX, sin lugar a dudas, el leonés más internacional que hemos tenido, no sólo en el reino leonés, nuestra región histórica y constitucional, sino en toda la corona leonesa del regnum imperium leonés, Alfonso IX, ha sido, en cualquier escala de valores, leonesista de todos los leoneses y su vida y su gloria merecen gloria y honor». María Antonia Alonso González nos llama para dar su opinión sobre el CTR. «Aprobar infraestructuras como proyectos regionales de singular interés constituye una forma antidemocrática de ejercer el poder y vulnera la autonomía municipal eludiendo que un tribunal ordinario se pronuncie sobre la legalidad de las actuaciones administrativas; en definitiva, quieren evitar que los ciudadanos y órganos sociales puedan cuestionar o paralizar un proyecto ilegal e irregular por vía municipal o judicial. Este proyecto del CTR, ya iniciado en San Román produce verdadera vergüenza». Eleuterio Martín quiere aprovechar este «altavoz» para decir lo siguiente. «Ahora, cuando llega el buen tiempo, los aficionados a la bicicleta salen, salimos, en tromba a la carretera. El pasado fin de semana, sin ir más lejos, había decenas de personas practicando este duro y noble deporte. Pues bien, los automovilistas siguen sin enterarse de que existe una cosa que se llama código de circulación y que, en lo que se refiere a los adelantamientos a ciclistas y motoristas señala que deben dejarse dos metros de distancia entre el coche o camión y el ciclista. Mi pregunta es sencilla: ¿Por qué nueve de cada diez conductores incumplen sistemáticamente este artículo? ¿Por qué se ponen tan pocas sanciones relacionadas con esta peligrosa costumbre? Yo no digo que los ciclistas no tengan en ocasiones algo de culpa, sobre todo cuando van en grupo, pero no puede olvidarse que el chasis de un ciclista es su piel y sus huesos». Jaime G. Pérez llama para lo siguiente: «Estoy harto de ver cómo los perros siguen haciendo sus necesidades en los jardines de la zona de Eras de Renueva. Es una vergüenza; sobre todo por sus dueños irresponsables».