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Publicado por
Manuel Alcántara
León

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EL líder socialista va a por todas. Que nadie dude, de aquí en adelante, de su instinto político, ni de su capacidad para reclutar votos. Más allá de los procedimientos tradicionales que suelen emplearse durante las campañas, él busca nuevos métodos. Sin duda piensa que está muy visto eso de acudir a los asilos y a los orfelinatos, para besar ancianos en pésimo estado de conservación y niños con muchos mocos. También desdeña la conocida práctica de llevar un fotógrafo adicto para que plasme el caritativo momento de trasladar ciegos de una acera a otra, incluidos los invidentes que se resisten y patalean, ya que no tenían el menor deseo de cruzar la calle. Rodríguez Zapatero, astutamente, busca nuevos filones y ocupará la portada del próximo número de la revista gay «Zero», que es la más ojeada de España. Lo hará además, en un momento muy oportuno: con motivo de la alegre celebración, el sábado próximo, de la «Fiesta del Orgullo Gay». Atraerse la simpatía de cualquier colectivo numeroso es fundamental. ¿Qué pasaría si un partido, el que fuera, pudiese contar con el voto de toda la gente a la que le gusta el fútbol, o el solomillo poco hecho, o el vino tinto, o levantarse tarde?. Barrería en las urnas. «Rodríguez Zapatero no engaña», se lee en la portada de la revista. Como el algodón. Tampoco se engaña: sus declaraciones suscitarán una gran simpatía en los círculos bien frecuentados. Por si fuera poco, todo lo que dice está lleno de buen sentido. Se compromete a defender en el Parlamento el matrimonio entre homosexuales y a reclamar una ley nacional de parejas, sin excluir las de la Guardia Civil. Donde se muestra un poco más cauto es en la adopción por gays y la condiciona a un «amplio consenso social». El secretario general del PSOE se adelanta a algo que será dichosamente habitual en el futuro de los países civilizados: sustituir la barbarie y la crueldad por el reconocimiento de que todo el mundo es propietario de su cuerpo y puede usarlo a discreción. O sin ella.