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Publicado por
León

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SI usted contempla la multitud de sondeos que se realizan en España, encontrará varios muy atractivos. Algunos se refieren a la aceptación social del desalojo de Perejil, y los resultados son espectaculares: el 90 por 100 de los ciudadanos se ha puesto a aplaudir. Aplaudimos como los socialistas a Zapatero. No hay preocupación por el incierto futuro. Sólo hay encanto y satisfacción. La piel de España parece el Parlamento en tarde de consenso. ¡Qué digo! Parece el último congreso del PP. «Lástima, dirá el sucesor de Aznar, que esto no haya ocurrido en vísperas de las próximas elecciones». Hay otra guerra en el Norte, que es la declarada hace treinta años por ETA. Hace cuatro días, el señor Aznar decía en el Congreso que su objetivo no era hacer apaños, sino derrotar a esa banda. Y ayer se comunicaba la primera gran victoria. Según el Euskobarómetro de la Universidad del País Vasco, las personas que muestran «apoyo total» a la organización no llegan al 1 por 100. Es otro dato espectacular: ETA se queda sin público. Hubo momentos en que ese apoyo se aproximaba al 10 por ciento. Esas buenas noticias causaron tanta euforia en el Gobierno, que ayer, cuando Luis del Olmo felicitaba a Federico Trillo, el ministro respondió: «Para colmo de satisfacciones, hoy es mi santo». Son días de gozo. Hasta cae la misteriosa dirección del GRAPO. El cielo asiste complacido y deja que uno de los días de dicha sea San Federico, para que corra el champán. ¡Hasta las onomásticas se suman a la celebración! Pero San Federico nos tiene que echar otra mano: el Euskobarómetro sólo deja a ETA sin clientes para la acción armada. El 72 por ciento aprueba sus fines. Es decir, que tres cada cuatro vascos parecen gritar «violentos no, pero independientes sí». Ese tipo de datos son los que hacen decir alguna vez en la vida: «Vamos de victoria en victoria¿ hasta el desastre final».

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