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León

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EN relación con el conflicto existente entre palestinos y judíos, la escritora Nativel Preciado dice sobre el mismo que no hay más que mirar el cuajo con el que Ariel Sharon ordena a sus tropas las masacres. Quizá es que la lucha por el poder atrofia los escrúpulos y endurece la piel hasta criar recias capas de grasa sobre las que rebotan y explotan los sentimientos. El conflicto se podría decir que empezó realmente en el año 1967; después de la Guerra de los 6 días Israel trata de colonizar el territorio conquistado por la fuerza, judaizarlo y extenderlo, a expensas de la población palestina y de otros Estados árabes. El proyecto colonialista israelí llega al punto final de un antagonismo irreductible e insoluble: quiere realizar el ser judío-israelí con el de no ser árabe-palestino. Lo esencial del problema tras varios acontecimientos históricos es que uno después de otro, van reduciendo la población palestina y la superficie de su territorio de una manera trágica y violenta. De 1.300.000 palestinos, más de 1.000.000 fueron expulsados mediante el terror, de Palestina, teniendo que huir a varios países árabes, al tiempo que sus propiedades y bienes muebles e inmuebles les eran confiscados y entregados a los judíos. El hecho histórico es que este pueblo expoliado de su tierra y sus derechos, vivía en Palestina desde hacía milenios de años. Otro de los elementos del análisis, es que la privación al pueblo de sus derechos nacionales están en contradicción con el principio de la autodeterminación de los pueblos. Ehad Ha"am no pudo reprimirse al escribir: Se comportan con los árabes cruel y hostilmente, atentan contra sus derechos sin la más mínima justificación, se vanaglorian de este comportamiento y nadie quiere poner término a esta peligrosa y repugnante tendencia. David Ben Gurión formuló dos teorías: La primera decía «Es el trabajo y no a la autoridad política la que da derechos al territorio...» y en virtud de la segunda, «Los derechos sobre Palestina no pertenecen a los actuales colonos, judíos o árabes. El modo de la cuestión es el retorno de la comunidad judía dispersa». Por su parte Golda Meir expresaría la no existencia del pueblo palestino aseverando que «¿el pueblo palestino, ¡eso no existe!». Ibán Halevi, un periodista judío anti sionista, autor de varias obras sobre el conflicto escribía que Yosef Weitz, importante personalidad del movimiento sionista decía:«A excepción de Belén, Nazaret y la ciudad vieja de Jerusalén, no tenemos que dejar ni un solo pueblo ni una sola tribu. Todos los palestinos deben tomar la dirección de Siria y de Iraq e incluso de Transjordania. Para ello necesitamos mucho dinero. Sólo mediante estos desplazamientos de población el país podrá recibir a millones de hermanos nuestros y la cuestión judía será resuelta de una vez para siempre. No habrá otro remedio». Se puede decir entonces, sin temor a equivocarse, que durante el período inmediatamente posterior a la creación de Israel, el pueblo palestino es víctima del más atroz de los errores;por ello gran parte de la población palestina se ha visto obligada a huir en múltiples direcciones hacia otros países árabes, para alojarse y a veces malvivir en campos de refugiados. Se calcula que aproximadamente 1.750.000 palestinos salieron a la fuerza de su patria. De la «carta de la semana» de El Semanal escojo la siguiente frase: El plante de Sergio Yahni y otros 50 militares, negándose a seguir aplastando a los palestinos, me ha devuelto el respeto hacia mis hermanos hebreos. En una entrevista aparecida en El Semanal del pasado 28 de abril a Noam Chosky, el más famoso intelectual de la izquierda norteamericana, decía que «El gran problema en el conflicto de Oriente Próximo es estados Unidos y lo ha sido durante los últimos 25 años. El plan de paz propuesto por Arabia Saudí con el que todo el mundo se ha emocionado tanto, no tiene nada diferente de la resolución que debatió el Consejo de seguridad de la ONU en 1976. Israel se negó a acabar con la ocupación y estados Unidos vetó la resolución. Nada ha cambiado en cuanto a la táctica, y mientras persista la ocupación, no habrá acuerdo posible excepto la fuerza». Respecto a dividir Jerusalén estoy de acuerdo con lo que piensa todo el mundo aparte de Estados Unidos e Israel. Los territorios no se deben conquistar y mantener por la fuerza Si hay algún marco internacional que sea en algo legal y moral es en éste. Es un hecho evidente que en Israel no se está respetando el derecho internacional en la ocupación de los territorios palestinos incumpliendo asimismo la normativa europea fijada en el Código de Conducta. Y la Historia, al igual que los comienzos y antes de la ocupación de Palestina, sigue su curso, recomienda «atentados, represalias, explotación, desculturización, campos de refugiados... el Éxodo moderno de un pueblo que siempre ha vivido en su tierra. «Ningún fin justifica la injusticia». (Joseph Raya-Arzobispo de Galilea).

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