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Publicado por
León

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EL gobierno acaba de encontrar un objetivo no buscado: un 60 por 100 de los españoles relacionan inmigración y delincuencia. Lo vienen diciendo Aznar y Rajoy cuando hablan de quién comete delitos en España: la inmensa mayoría son extranjeros. Después de esos datos, ¿cómo queríamos que pensara la sociedad? Piensa lo que le dicen los datos oficiales. Por una vez coinciden opinión pública y discursos de los gobernantes. El resultado es que la inmigración ocupa el tercer lugar en las preocupaciones sociales. Sustituye a la seguridad ciudadana, dando también la razón al Gobierno, que siempre dijo que es buena, la mejor de Europa, y no constituye motivo de alarma. Por eso, y porque las preguntas del sondeo son capciosas, según las definió un periódico de Madrid, la única duda es saber por qué se hace ahora esta consulta. ¿Habrá sido para crear ambiente ante la reforma de la Ley de Extranjería? ¿O, quizá, para desautorizar a otros partidos, a quienes el secretario de estado Jorge Fernández calificó como «irresponsables»? Cualquiera que sea la clave, es evidente que, después de conocer esa opinión, el Gobierno se encuentra legitimado para endurecer la ley. Cuenten ustedes con la máxima dureza: un 60 por 100 de los ciudadanos va a aplaudir. Cuestión distinta es el fondo que revela el estudio: en España está echando raíces la xenofobia. Crece el número de ciudadanos que no considera necesario al trabajador extranjero. Es inmenso el número de quienes piden que se impida la entrada de «sin papeles». Y, encima, el sentimiento ante el inmigrante ya no es clasista; es de identificación con el delincuente. Cuidado: si se extrema su dureza en la reforma, basándola en el delito, corremos el grave riesgo de que aumenten la marginación y el miedo. Y ahí es donde crecen los Le Pen. Aunque ya hay gobiernos europeos que están desempeñando su papel.