Diario de León
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L vicepresidente Rajoy puede quitarle importancia. De hecho se la ha quitado. Como si fuese un asunto de menor cuantía. Pero la reciente encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) que refleja el balance de la opinión pública acerca del Debate sobre el estado de la Nación no es grano de anís en el seguimiento de la legítima lucha por el Poder entre su titular, el PP, y al aspirante, el PSOE. No se debe gobernar a golpe de encuestas para no acabar gobernados por encuestas. Podía haber sido éste el argumento de Rajoy, pues encaja perfectamente en el guión del jefe. En este tramo final de Legislatura, coincidente con el tramo final del actual presidente del Gobierno antes de ponerse a disposición de la Historia, Aznar dice estar fuera de concurso limitándose a hacer lo que tiene que hacer sin estar pendiente de los sondeos. Rajoy podía haber apelado a ese rasgo del quehacer político de un Aznar que no será candidato a las próximas elecciones. Lo hubiéramos entendido todos. Pero no. Marinao Rajoy ha optaro por mirar hacia otro lado, ignorando el mensaje que los ciudadanos han metido en la botella del instituto público de sondeos. El mensaje es que el PP, al menos este PP, el de Aznar, ha iniciado la cuesta abajo. Desmentir la realidad, cuando ésta es desfavorable a sus intereses de partido, es propio de la clase política. Y saberlo ayuda a entender lo que pasa. Los socialistas seguramente hubieran hecho lo mismo con los papeles cambiados. O sea, poner sordina oficial a una encuesta desfavorable. Aunque el sondeo sobre el cuerpo a cuerpo parlamentario de Aznar y Zapatero estaba terminado una semana antes, el Gobierno agotó el plazo legal para hacerla pública. Y además lo hizo de forma vergonzante, utilizando la red electrónica (página web del CIS), a la que todavía, por desgracia, sólo un reducido número de ciudadanos tienen acceso. De todos modos, lo peor es el mensaje de la botella. Lo que dice la encuesta es, por ejemplo, que Zapatero conoce mejor que Aznar los problemas del país y que su capacidad de comunicarse con el hombre de la calle es mayor que la del presidente del Gobierno. Hasta ahora Aznar no ha dicho nada sobre los datos del sondeo. Me temo que si alguien le pregunta, hará una broma y, como Rajoy, mirará hacia otro lado. Se lo puede permitir porque el problema, la cotización a la baja del PP, empieza a ser de otros. De los que vengan detrás de él. O estos otros se ponen las pilas (resolución urgente de la cuestión sucesoria), o también perderán pronto las ganas de reir.

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