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Publicado por
León

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DEL latín «talio» de «talis», «pena del talión»: Castigo que consiste en infligir al condenado un daño igual al causado por él, o sea, lo ddel dicho del ojo por ojo y diente por diente. Pues bien, los países que se denominan a sí mismos democráticos, a partir del 11 de septiembre de 2001 donde se llevó a cabo, posiblemente, el acto terrorista de mayores proporciones que se conoce en la historia hasta la fecha, con la destrucción de las Torres Gemelas de la ciudad de Nueva York, que provocó miles de muertos sin que se haya podido concretar el número exacto entre muertos y de-saparecidos, han roto las normas más elementales de la democracia en cuanto a los derechos humanos y han votado unánimemente que hay que destruir al enemigo empleando todos los medios bélicos a su alcance hasta conseguir su total desaparición de la faz de la tierra mediante su exterminio. Estas medidas a estas alturas del siglo XXI, cuando en todo el mundo se está abogando por la paz y la libertad de todos los pueblos, tienen todos los signos de un exterminio sistemático de los culpables, más no conformes con tamaño despropósito, no han sentido si quiera el menor rubor arrastrar a la muerte de cientos de personas civiles inocentes, hombres, abuelos, mujeres y niños, todos ellos indefensos, destruyendo sus hogares y que nunca pudieron imaginar que pudieran ser asesinados, con tal de conseguir sus objetivos. Tan sólo se han justificado con un comunicado de rutina pidiendo disculpas por su error, como si ello fuera más que suficiente para justificar tamaña injusticia. ¿De qué sirve conceder los premios Nobel de la Paz que se otorgan cada 10 de diciembre a todos aquellos que han influido con sus decisiones a conseguir la paz en conflictos bélicos acaecidos en cualquier parte del mundo, si después muchos de ellos acceden a resolver los mismos problemas por medio de intervenciones bélicas desproporcionadas, dependiendo del país que las provoca? Pero no sólo se han conformado con emplear medios antidemocráticos para satisfacer sus propias convicciones menospreciando las normas más elementales de una justicia que no puede aprobar que los derechos humanos sean vulnerados así como así, sino que no les ha importando involucrar a otros países amigos, haciéndoles copartícipes al aportar fuerzas militares y armamento bélico sin contar con el pueblo al que han menospreciado al no pedirle su opinión, quizá porque la humanidad siempre ha considerado o ha sido inducida a considerar la guerra como el medio más eficaz para la resolución de los conflictos saltándose a la torera los derechos humanos, tal como opina el escritor Saramago. Tampoco les ha importado la opinión del resto del mundo, cuando han roto unilateralmente el compromiso que habían firmado con Rusia para destruir paulatinamente los misiles que han fabricado ambas potencias durante la llamada «guerra fría», y además, han decidido aumentar su fabricación ante el temor de que el terrorismo u otra forma bélica les ataque por distintos frentes. Entonces, ¿quién es el malo de la película? Porque a los españoles siempre han tratado de mostrarnos a los otros países como los malos, de los cuales deberíamos permanecer «distanciados». España está afrontando la lacra del terrorismo, cuya raíz principal está en el País Vasco, de una manera democrática, respetando los derechos humanos. ¿Qué pasaría si nuestro país siguiera le mismo proceder que Estados Unidos para exterminar el terrorismo en nuestro país, a pesar de estar sufriendo esta violencia injustificada durante tantos años? Porque no nos engañemos, los líderes y muchos de los componentes de los grupos terroristas que nos atacan, tienen nombre y apellidos y son conocidos por las fuerzas de seguridad del estado, pero éstos están atados de pies y manos, por seguir los procedimientos legales a los que les obliga la Justicia. Aunque algunos de los actos terroristas son llevados a cabo fuera del País Vasco, donde más ha afectado es a la mayoría de la población que vive en las Vascongadas donde, sobre todo los jóvenes, ignoran aún cómo sería un mundo en paz, ya que siempre han estado rodeados de violencia y terror, aunque es posible que si la población vasca no estuviera mediatizada por el miedo y colaborara con las fuerzas de seguridad de Estado, es muy posible que todos los españoles viviéramos en plena paz. en lo que no se puede entrar es en la Ley del Talión. Es cierto que argumentos para la paz deben intentarse siempre a través del diálogo. Esta palabra tan sencilla y cuyo significado todos entendemos, debe resultar muy difícil de interpretar literalmente, porque buena parte de los políticos arguyen que los problemas más retorcidos pueden resolverse mediante el diálogo, más la realidad es otra, porque pocas veces se consigue. «Sin democracia, la libertad es una quimera» (Octavio Paz).

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