Diario de León

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Terrorismo doméstico y síndrome de secuestro Perros sueltos por el carril de bicicletas Lamento en verso de un ciclista leonés

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María Sandoval dicre lo siguienre: «Al hablar del terrorismo domestico debiéramos hacerlo del síndrome del secuestrado o de Estocolmo, en el cual los terroristas hacen ver a sus víctimas invertido el papel de buenos y malos siendo ellos los buenos, los protectores, y el resto los malos de los que han de desconfiar. Con lo cual acaban dependiendo exclusivamente de ellos, que han deformado cual espejos de feria, la visión de la realidad de sus víctimas, a base de tiempo y por una sola razón, su miedo no tener afán público y adoradores que los reconozcan atractivos, interesantes. Cosas que no son ya que en sus vidas han hecho por si mismos nada interesante, sus pensamientos son plagios, vulgares imitaciones de tal o cual amigo, libro o pariente. Tal vez original y por ello auténtico o tal vez y a su vez imitación de otro. Son, en definitiva, malos comediantes pues de no ser por el terror al que someten a sus víctimas nadie se fijaría en ellos por lo vulgares. Tan mediocres que no aceptan, como hacemos los demás, su propia mediocreidad con lo cual ni disfrutan ni nos dejan disfrutar de nuestra vulgaridad». Margarita Martínez dice lo siguiente: «Esta llamada va dirigida a aquellas personas que llevan a sus perros sueltos por el carril bici del paseo de Papalaguinda y La Condesa. Por favor exigan que se delimiten claramente las zonas para perros en los parques. No puedo ir con mi hijo pequeño a pasear en bici por que hay gran cantidad de perros sueltos y tengo miedo de que mi hijo se pueda caer hacia el río ante algún perro que quiera jugar . No creo yo que sea tan complicado limitar las zonas del río. Por ejemplo: el margen derecho con perros y el izquierdo no , o viceversa. Comprendo que ellos también merecen su sitio, sobretodo cuando están bien adiestrados y sus dueños son limpios». Un lector que responde al nombre de José hace uso de la sección de Cartas al director de la edición digital del Diario de León para dejar el siguiente mensaje en verso, que reproducimos tanto por su originalidad como por su gran interés: «Hay algunos que nos gusta la bici en la carretera,/ pero también nos asusta el conductor que es hortera./ Además de contratiempos/ y avatares del pedal seguimos, y muy atentos/ al conductor desleal. / No hay carril de bicicleta,/ el tráfico está infernal,/ la contaminación: papeleta./ Si señores, les da igual./ Soy leonés y lo predico,/ con orgullo lo voceo./ Al mundo me abro pues/ y con agrado recibo/ todo aquello que me enseña/ a circular sin error,/ viendo con gran estupor/ que esta ciudad no quiere/ de otras muchas aprender/ y sin empeño, entender,/ que este sino no nos gusta./ Me lo pienso y lo decido,/ la vida me juego y sigo/ yo, dando y dando pedales/ con ganas y con modales;/ a la mañana y la tarde/ la cosa ya está que arde./ Es igual, yo pedaleo/ entre el tráfico, regantes/ y pegas sin fundamento,/ no quiere el Ayuntamiento/ ayudar a los ciclistas./ ¡Somos muchos y ya, más,/ que se entere el mandamás/ y nos ofrezca un camino/ que jamás el desatino/ha triunfado! Nada más».

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