el MIRADOR
La mirada inocente
HABRÁN podido dormir o habrán pasado estas noches en vela imaginando las risas, los juegos, la vida de esa pequeña de seis años a la que han segado la vida? O son sociópatas y psicópatas o de lo contrario la conciencia no les dará un minuto de tregua y vivirán el resto de sus vidas atormentados por lo que hacen. Sí, seguramente son auténticos psicópatas y sociópatas, lo mismo que tantos de sus compinches que después de haber asesinado han confesado que les da lo mismo, que sus víctimas son enemigas de su causa y por tanto no lamentan su muerte. Pero no sé por qué siempre pienso que detrás de toda su macabra maldad tiene que haber algún rescoldo de conciencia que en algún momento les atormente. El comando etarra de Santa Pola ha provocado terror, ha segado dos vidas, ha provocado heridas y pánico en ese rincón del Mediterráneo, cerca de Alicante, y ha sembrado el miedo en ese y en otros lugares de la costa, pero cuanto hacen es inútil para su causa, y lo extraño es que no se paren a pensar y se den cuenta. Con las bombas, las pistolas, la extorsión, el asesinato no conseguirán nada. Nunca. Si creen lo contrario se engañan o se dejan engañar. A un Estado, a un viejo país como es éste, no se le pone de rodillas por más que asesinen. Es más, cuanto más asesinen más se alejan de su supuesto objetivo. Pueden estar seguros. ¿Y el PNV? siempre me pregunto por la responsabilidad moral del PNV, que mantiene en vigor su programa máximo, es decir la independencia, sin ceder ni un milímetro, por más que el dolor estalle a su alrededor. Hasta que el PNV y EA no dejen claro a ETA que resignan su programa máximo a que haya paz, no se habrá dado un paso definitivo hacia la paz. Porque ETA tiene que saber no sólo que los dos partidos de ámbito estatal, PSOE y PP no les van a dar tregua, tendría que saber también que mientras haya muertos, los nacionalistas democráticos no tendrán más objetivo que la paz. Desgraciadamente, ni PNV ni EA están por la labor, y mantienen el enrevesado discurso de que no tienen porque dar ni un paso atrás en sus reivindicaciones, que ellos defienden pacíficamente. Porque si algo resulta también doloroso es que todos los partidos hayan cedido algo sustancial en pro de la convivencia pacifica de todos, a excepción del PNV y EA. Ahora es momento de tranquilidad, de pensar con la cabeza fría y por tanto de exigir al gobierno de Aznar y al gobierno de Ibarretxe que se pongan a trabajar, que sean capaces de entenderse, de coordinar políticas eficaces que impidan que los ciudadanos continúen estando en el punto de mira de la banda terrorista. Los dos gobiernos, el central y el vasco, son responsables por igual en la búsqueda de esas soluciones y tienen la obligación de sentarse a hablar, y tienen que hacerlo ya, tienen que hacerlo porque es insoportable que ETA haya segado la mirada inocente de una niña de seis años.