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Publicado por
León

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N las sociedades armónicas, donde diversas ideologías, lenguas y creencias forman una pluralidad enriquecedora, no suelen percibirse desarmonías institucionales, ni las discrepancias entre poderes se interpretan como hostilidades abiertas. Yendo al grano: el juez Garzón goza de un indomable espíritu competitivo y en cierto modo guerrillero, pues libra batallas por su cuenta, pero su auto encaminado a suspender la actividades de Batasuna, bajo toda su gama de apelativos, no entorpece la acción política iniciada en el Congreso de los Diputados para ilegalizar judicialmente a la coalición aberzale, sino que la complementa, aunque no haya sido de forma premeditada. Tras unos años de extremada crispación política, que no se reflejó afortunadamente en fuertes tensiones sociales, la sociedad española ha aplaudido y premiado la serenidad recuperada en la vida pública, más armonizada actualmente por el comportamiento responsable de los partidos políticos. Y en ese ambiente sin más disonancia grave, gravísima, que la acción terrorista de ETA, Baltasar Garzón no ve solapada ya su condición de juez por la de justiciero, sino que aparece como un acorde más de la armonía del Estado, aunque no siga el tiempo que marca la batuta. No dejará nunca, por vocación, de ser juez estrella este magistrado, pero ahora, y en su lucha judicial contra el terrorismo etarra en sus variadas versiones, Garzón es una pieza más del complejo artillero que el Estado moviliza contra ETA. Decía un portavoz de IU que el auto de Garzón devalúa el pleno que el Congreso celebrará el próximo lunes, y en el que se pedirá al Gobierno que presente ante la Sala Especial del Tribunal Supremo la demanda de ilegalización de Batasuna, pero no se trata de que en la lucha contra ETA se vean devaluadas unas iniciativas por otras, pues se trata de que el terrorismo se vea enfrentado a toda la maquinaria democrática del Estado, algunos de cuyos resortes no habían entrado en acción o, al menos, no lo habían hecho con toda su eficacia. Y ETA, que puede y podrá seguir matando hasta que se sienta totalmente asfixiada por la presión antiterrorista y su propio anacronismo, se habrá enterado de que el Estado ha lanzado toda su artillería contra ella. El ministro Michavila desvelaba ayer a los partidos de la oposición los fundamentos de hecho y de derecho en que se basa la apertura del proceso de ilegalización de Batasuna, y el socialista Jesús Caldera daba por probada, a la luz de ese informe, la relación delictiva entre la banda y su enmascaramiento político. El auto de Garzón sigue su propio camino. Al entramado etarra le ha puesto el Estado cerco judicial, político, internacional y social. Y el PNV se ve aislado como lo había estado nunca.