Enseñanza libre

DE cada diez alumnos que piden acceder a la escuela concertada en Madrid, cinco tienen que ser rechazados por falta de plazas. Los niños inmigrantes menores de tres años, y muchos de los que están entre los tres y los seis, que quieren ser escolarizados en centros católicos no pueden acudir a ellos porque no están concertados. Este es el mayor factor de segregación y de creación de guetos. Este curso, la Comunidad de Madrid ha decidido actuar en este último apartado y en lugar de gastar miles de millones en nuevos centros públicos, ha concertado más aulas en infantil. Insuficiente para la demanda, pero un paso. Que existe una demanda social, imposible de satisfacer, hacia la escuela concertada es algo obvio. Que algunas zonas de la izquierda insistan en que concertar centros privados es privatizar la enseñanza es una astuta campaña política de marketing, pero es falso. No sólo eso; es que en algunas autonomías donde gobiernan, lo hacen. El Estado, que se nutre de sus impuestos y de los míos, debe ofrecer la mejor educación con el menor coste y hoy la enseñanza concertada ofrece mejor educación y mejores resultados, con un gasto mucho menor que la enseñanza pública. Pero, sobre todo, los fondos públicos han de estar al servicio de la libertad y no pueden ser, en modo alguno, un pretexto para recortarla, sin perjuicio del debido y máximo control sobre esos fondos o de condicionar esas aportaciones al interés social. En la España de hoy, en igualdad de condiciones, curso tras curso, cuando los padres pueden elegir libremente a qué centro llevan a sus hijos, eligen la enseñanza concertada frente a la pública. Por algo será.