El Príncipe no vive en casa

TODO parece indicar que Felipe de Borbón no se siente especialmente atraído por su nueva y flamante residencia, recién construida dentro del recinto de La Zarzuela. O, al menos, no muestra la menor prisa por trasladarse allí. Porque, por ahora, el Príncipe de Asturias sigue sin irse a vivir a su casa. Aquellas prisas que parecieron existir hace año y pico, por habilitar para el Heredero una residencia propia, no se han traducido ahora en una mudanza inmediata. Quizá porque aquellas urgencias del pasado tuvieron que ver con los proyectos de boda con Eva Sannum, unos planes ahora, tras la ruptura anunciada en diciembre, desechados por completo. Descartados totalmente, a pesar de que un reciente encuentro en Oslo hiciera surgir de nuevo las expectativas: aquello es capítulo cerrado y sin marcha atrás. Lo dicho, Felipe de Borbón no tiene ninguna prisa por instalarse en su casa. Ha ido trasladando, sí, una parte de sus pertenencias, pero todavía sigue residiendo en la casa paterna, en el Palacio de La Zarzuela, donde, por cierto, se encuentra bastante cómodo. Dicen en la Casa del Rey que lo que se está realizando es una mudanza progresiva, que se irá completando poco a poco porque el Príncipe no ve la necesidad de darse prisa. Además -añaden los portavoces- ha estado de por medio el verano, con la estancia de toda la Familia Real en Marivent, así que no ha habido ocasión de realizar el cambio de un modo definitivo. Estas dilaciones sugieren también que Felipe de Borbón posiblemente no se encuentra demasiado a gusto en el caserón que le han construido, quizá porque no lo sienta demasiado suyo. No en vano, el día que pudimos visitar por vez primera aquella construcción, nos dijo -aunque fuera en broma- que no nos fijáramos demasiado en lo que había porque «en unos meses lo cambiaré todo».