Diario de León
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León

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DESDE hace unos años el mejor cine estadounidense, viene indagando sobre las consecuencias espirituales de la violencia. Viendo "Camino de la perdición" no pude evitar pensar en el problema vasco, donde la fascinación por violencia surge en muchos casos en la misma raíz de la familia, como una manipulación de la enseñanza. En dicha película la familia es mafiosa, pero la esencia del problema es la misma que para el terrorismo vasco. Padres transmitiendo a sus hijos el veneno de una herencia perversa, de la que les será muy difícil liberarse, si no es mediante una redención traumática. No cabe mayor perversión del sentido de familia como transmisora de valores. Padres enseñando a odiar. Saturno devorando a sus hijos, sin que ellos lo sepan o aceptando ser devorados, porque no se les ha enseñado otra posibilidad. ¿Y toda esa energía negativa, toda esa mascarada de camaradería y lealtades, en qué puede acabar si no en llanto? Michael Corleone tuvo que ver morir a su hija para aprenderlo. Toda la familia Corleone se crea/destruye alrededor de una mesa. Como la sociedad batasuna. Pero lo "propio" es una nexo demasiado simple para el hombre de mirada amplia y buen corazón. Miras los rostros de esos hombres y mujeres que apoyan a Eta y ves, en efecto, la perversión de la familia. Ves la camada. Incluso si se les concediera la anhelada independencia no se verían libres de su propio terror, aprendido de los suyos. Es ya una impronta, casi un destino. ¡Cuánto amor será necesario para limpiar esa contaminación¡

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