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León

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FE de erratas de ayer o prólogo de hoy: mi última comparecencia en el balcón concluía con la metáfora apócrifa sobre la doctrina episcopal en lo que afecta a los malos tratos a las mujeres en el matrimonio. Para los pastores de almas, que algunos creen que es de ovejas modorras, los malos tratos no son causa de nulidad matrimonial. Yo mostré la sublevación y maticé que el vínculo eclesial me recordaba al «binco» de los jatos de mi padre. No renuncio a la imagen. Lo que sí deploro es el binco, con «be» de burro, que apareció en la última línea de mi artículo de ayer. La palabra «vinco», con «uve», es absolutamente leonesa, recogida en la última edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua. La define, exactamente, con el sentido que la apliqué: anillo de alambre que se pone en el hocico de los cerdos para evitar que hocen. En mi pueblo también se le ponían esas anillas a los toros indomables, y algunas mujeres lucían sus pendientes como aros de luz y belleza. Soy sensible a esas protestas de maestros/as quejándose de las faltas de ortografía. A mí me repugna más el desorden sintáctico, pero admito también el ortográfico. ¿Cómo, vive dios, ha podido vocearse desde este balcón una binco con «be», si como hijo del campo y de pueblo sólo conozco el vinco con «uve»? Los misterios de un periódico, como los de los obispos que se niegan a romper los cordeles de desesperación y muerte matrimonial, son indescifrables. No sé si la culpa fue mía, no pretendo esconderme bajo las sayas de los duendes, pero en todo caso, sólo he de decir: si con meterla he ofendido con sacarla he cumplido. Y con este acto de contricción sincero, sin acogerme al teclado donde la uve y la be son vecinos, deseo levantar el vuelo informativo, pero resulta imposible no detenerse en el País Vasco. Euskadi es como un torrente. Su manantial llena todas la fuentes informativas: la advertencia del Supremo de que es obligatorio cumplir las decisiones de los jueces, la querella del gobierno y del parlamento vasco contra Garzón, la solidaridad de la judicatura con el magistrado, la respuesta bandolera de Arzalluz argumentando que «el cerco legal a Batasuna es un ataque a las libertades fundamentales de los vascos»; la vuelta de tuerca a Josu Ternera, la degradación de IU, que no quiere ver, incluso, que los etarras tienen tentáculos, como de pulpos gigantes, infliltrados en la policía municipal: uno de ellos ha sido encarcelado. Cobraba del municipio para llenarlo de sangre, no de flores y jardines. Y mientras la ministra de Sanidad lanzaba su mensaje «urbi et orbe», con la bendición de Aznar y del Papa Woytila contra los embriones congelados, los científicos en bioquímica más cualificados del mundo, reunidos en León, pedían más fondos para investigar células madre de origen adulto. Como entre probetas puedo morir, salgo a la luz. León era ayer como un fardo más atado: sólo una noticia tenía, creo, entidad y afectaba a San Andrés del Rabanedo. Lleva muchos años esperando la buena nueva. Por algo se empieza: ya puede contar con oficina de atención al público de Comisaría. Hoy se hará pública la concesión.