Matices sociales

EL paso del PSOE por el poder no resultó inequívocamente bueno ni intrínsecamente malo, pero sí lo bastante dilatado para que los socialistas tuviesen tiempo de articular algunas medidas sociales que serán imposibles de eliminar por cualquier otro partido gobernante. La universalización de las prestaciones sanitarias de la Seguridad Social o el establecimiento de las pensiones no contributivas sólo podrían derogarse con la seguridad de que el partido que lo hiciese no ganaría otras elecciones y con la certeza de que volverían a implantarse por cualquier otro Gobierno. La eliminación del PER y el recorte de los salarios de tramitación no tienen el calado suficiente para que sus consecuencias sean tan rotundas ni tan negativas electoralmente, porque no faltan gentes que incluso elogien estas decisiones y porque, de momento, los afectados o no forman parte del electorado natural de la derecha o no constituyen un número suficientemente significativo. Probablemente, tanto los populares como los socialistas busquen la realización del interés general, como se pone de manifiesto en algunas ocasiones en que consiguen llegar al acuerdo. Tal objetivo, sin embargo, tiene un carácter tan inconcreto que admite enfoques ideológicos diversos y diferentes matices partidistas. Hay quien identificará el interés general con el respeto al mercado y no faltarán quienes consideren que la intervención pública es cada vez más necesaria, aunque, en el fondo, todos estén de acuerdo en que lo mejor es tejer con una mano y destejer con la otra.