La hora del aterrizaje

A firma, prevista para hoy, de lo que se considera «el primer paso importante» en el tortuoso camino del proyecto de la escuela de pilotos ha levantado la lógica expectación porque, hasta el momento, esta iniciativa se movía en un limbo de declaraciones tan cargadas de buenas intenciones como de inconsistencia y que iban desde las certezas a las presuntas certezas pasando por las dudas y las matizaciones. Se ha amasado así una mezcla de esperanza y escepticismo en torno a un proyecto que aparece en el horizonte como uno de los revulsivos que necesita León de forma urgente para compensar los efectos de tanto desmantelamiento. Ahora, por fin, ceremonia y papel aunque, por lo que ha trascendido hasta el momento, conviene seguir manteniendo un saludable escepticismo aderezado con unas gotas de optimismo, barato y eficaz carburante de los pobres. No perdamos de vista lo que se firma: el compromiso de elaborar un «estudio de viabilidad» que debe determinar, una vez conjugados una larga serie de factores, la idoneidad de León para la implantación de lo que venimos simplificando como «escuela de pilotos» pero que comprende un centro de entrenamiento para los pilotos del avión de combate europeo «Eurofighter», otro centro para personal de tierra y una oficina de gestión para el programa del citado avión cuyas primeras unidades podrían empezará a surcar los cielos europeos en los primeros meses del 2003. Ciertamente, por algo se empieza pero, después de dos años de dimes y diretes sin papel oficial por medio, el ministro de Defensa y los responsables del consorcio industrial EADS -promotor del avión-, deberían esforzarse en explicar con cierto detalle el estado de la cuestión y los pormenores del proyecto para que los ciudadanos puedan hacerse una idea más clara del mismo. Se habla de su trascendencia pero algunas cifras y datos pueden abrir los ojos sobre la misma. Se desconoce si el ministro los trae en su cartera como también son, por el momento, sólo motivo de especulación los «efectos secundarios» de este proyecto. Por ejemplo: el impacto que puede tener el incremento del ruido tanto en la capital como en zonas aledañas. Hubiera hecho bien el secretario del PSOE de Castilla y León, Ángel Villalba, en esforzarse por aclarar a los leoneses todas estas dudas. De momento, al afirmar que el Ejército se opone a la escuela de pilotos, ha exhibido un dudoso sentido de la oportunidad política y ha conseguido dejar en la sociedad leonesa la sensación de que el PSOE no sólo duda, algo legítimo y normal, sino que tiene poco interés en este asunto tan necesitado de concreciones y de claridad. Trillo tiene hoy muchas cosas que contar. Es la hora del aterrizaje.