AL TRASLUZ
Más verbos
HAY encuestas que son más interesantes por lo que callan que por lo que dicen. Según un estudio, España es el país de la Unión Europea en el que resulta más barato comer, beber y fumar. El lector se estará diciendo, como yo, que a la encuesta le faltan verbos. El mundo no cabe en esa trilogía de necesidades básicas, quizá prioritarias para un náufrago del Titanic pero no para un español. Al menos, la copla franquista, con aquello de salud, dinero y amor era más explicita. Al parecer, si nos ceñimos a esos comer, beber y fumar, nuestra vida es hasta un 21% más barata que la de nuestros compañeros de viaje europeo. Pues que bien. Pero ¿y los demás verbos no son importantes, son gratis? Mucho cuento es lo que hay en eso de la estadística. Y más cuando se hace pretendiendo sentar cátedra europea. Y hablando de Europa, gobierno y sindicatos alemanes han mostrado su indignación contra una cadena privada en la que se concursa por un trabajo y es la audiencia la que decide quién lo conseguirá. He aquí una realidad que no detectan las encuestas, la perversión del ocio. Siempre hubo, hay y habrá bestias para quienes divertirse es arrojar a un infeliz al pilón o a una cabra desde una torre, pero esto del programa alemán provoca miedo, pues, dado el éxito, la próxima edición quizá consista en decidir qué concursante se va al paro. Mientras haya demanda, habrá oferta¿ argumentan las cadenas. Algunas de ellas sí que tienen claro que ellos son el huevo y la gallina, el antes y el después. Agarrémonos a otros verbos, a mayores de los que se citaban en la encuesta. amar, leer, estudiar, compartir, reír¿ para no ser domesticados por todo este fraude de la cultura del entretenimiento basura. Comparado con lo de los alemanes, que Boris se saque el zanganillo ante las cámaras es una cursilada. En fin, qué solos se quedan nuestros verbos más queridos, desterrados al pretérito imperfecto, a no ser objeto de encuesta, a ser lápidas heridas¿ en un cementerio de palabras.