Diario de León

el balcÓn DEL pueblo

Aluvión de cargos

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AYER bajó del cielo en La Virgen del Camino el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, para presidir la inauguración bis del Auditorio. Ya estamos acostumbrados en León a que todo lo que diseña el PP tenga doble o triple inauguración. Hace meses acudió Juan Vicente Herrera a levantar el telón del escenario, con José Carreras como estrella barítona. Ayer lo hizo don Felipe de Borbón, con la Orquesta de la Comunidad como telonera y el Coro Nacional de España, y Beethoven y Halffter de duendes creadores entre pentagramas de la Novena Sinfonía, con su Himno a la alegría, o de El tiento de primer tono y batalla imperial. Y reinaugurado el Auditorio de León, con las albardas llenas de sueños, como la mula de San Froilán, sin más espacio para los rezos, estamos en vísperas de casi todo para la familia azul: mañana caerán también del cielo en el aeropuerto de La Virgen del Camino, José María Aznar, y Federico Trillo, y Francisco Álvarez Cascos, y Ángel Acebes, y otros llegarán por tierra como los páncer, al estilo de Manuel Fraga, emperador de la Xunta; de Juan José Lucas, a punto de estrenar el terciopelo de la presidencia del Senado, y Díez de Mera, director general de la Policía. O sea: las fuerzas de seguridad del Estado no no sé si tendrán suficientes coches piloto en León para abrir paso a una comitiva tan numerosa. Todos, absolutamente todos, tienen la misma parada y fonda: el Auditorio Ciudad de León, en el que se celebrará la novena edición del Congreso Regional del PP. Un Congreso en el que ya está todo vendido: entronizará a Juan Vicente Herrera como presidente regional popular y como candidato a la titularidad de la Junta, y a Alfonso Fernández Mañueco como secretario regional, o lo que ahora definen como número dos. Las ponencias son lo de menos. De lo que se trata es de vender una euforia que nadie cree. De agrietar en León los cimientos del líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero. Ya he dicho, más de una vez, que el efecto Zapatero ha dado valor añadido a León. Ha caído sobre esta ciudad y provincia un aluvión de cargos públicos, regionales y nacionales. Un día llega José María Aznar para no decir ni esta boca es mía; otro, Álvarez Cascos para inaugurar un tramo de doble vía; Trillo se cayó del cielo para firmar un convenio de no se sabe qué; antes llegó Rato y se fue sin nada en la cartera; y, vaya por Dios, el presidente de la Junta viene para presidir todo, hasta lo que no existe, sin descartar las visitas de consejeros, directores generales o secretarios de Estado. Son muy locuaces: tan pronto anuncian un estudio para ubicar una central de biomasa en Omaña, como prevén la creación de un hospital psiquiátrico de día, allá por el año 2007. ¡Joder, es mucho!. León está a punto se ser la patria chica de Pinocho. No lo dicen, pero supongo que en el PP hay algo así como un ataque político de nervios. Han desplegado todas sus baterías para impedir el triunfo electoral socialista en León. Están en su derecho. La técnica es de parvulario: si humillan a Rodríguez Zapatero en León, será la gran letanía para el pregón del país.

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