Sin complejos

LOS españoles somos muy dados al todo o nada, aunque, ya que el señor Juan José Ibarretxe no se siente de aquí , quizá sería más preciso extenderlo a la condición humana, así en general. Esperemos que lo del homenaje mensual a la bandera no derive en una polémica que haga frotarse las manos a quienes sufren calambres con la mera insinuación de que tienen algo que ver con nuestra Historia. Una bandera es un símbolo. No es exactamente lo representado, sino su imagen. El tema da para hacer malabarismos con la filosofía, hasta triples mortales platónicos, pero la política no ha de meterse en tales laberintos, que no está el nivelillo como para tantas sutilezas. El PSOE, actuando con buena voluntad, ha podido precipitarse, le salió el reflejo antifranquista. Pero hoy la bandera no es algo que llevan los señores fachas en el reloj de pulsera. Representa nuestra democracia. Comparto la reticencia de los socialistas a que tanto homenaje pueda derivar hacia un folklorismo cañí ya superado , pero no en que deba preocuparnos que hiera susceptibilidades.. ¿Y las nuestras? Vivimos rodeados de toda clase de simbologías¿ y tan felices, cuando nos dejan. El asunto se presta a la discusión bizantina, y lo peor es que se da entre quienes en lo esencial piensan lo mismo. Y lo esencial es lo importante. No se trata de recuperar a Marujita Díaz para que nos torture con su banderita tú eres roja, y con Dinio en los coros, pero sí es apropiado crear cauces para canalizar la expresión de ese patriotismo constitucional, que es razón y sentimiento, reflejo de nuestras convicciones compartidas, de nuestro respeto a las víctimas de la barbarie. Sin populismos, pero sin complejos. No debe fomentarse la teatralidad estadounidense, aunque tampoco el miedo al qué dirán. Y si alguien se siente herido, ahí está la Casa de Socorro. Personalmente, prefiero un patriotismo interior, pero sin caer en la abstracción absoluta, no vaya a resultar que España ya sólo existe como selección de fútbol¿ y cuando gana.