Diario de León

NUBES Y CLAROS

Gracias, porquería

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León

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LA televisión es chicle para los ojos, dijo aquel. La bautizaron la caja tonta porque alteraba la capacidad de pensar (quién va a plantearse ya lo de analizar, tener visión crítica, y otros anacronismos). Ahora la venden con Almax, porque sus contenidos afectan a las vísceras digestivas como las curvas de Pajares en un antiguo coche de línea después de haber comido un cocido en Castrillo. Pura casquería mental. Los tubos de la tele se llenan en los últimos tiempos de carroñeros como las cloacas se llenan de ratas. Y a más mierda, más ratas. ¿Quién será el desratizador que las desratice? El buen desratizador tendrá sin embargo, una vez cumplido su cometido inicial, uno mucho más difícil: dotar de contenido racional largas horas de muchas cadenas (televisivas. Las del water aquí se usan poco). La cuestión es difícil. Evidentemente hay menos cerebros lúcidos que putas y putos sin pudor ni dignidad que perder. Y menos intelectos dispuestos a formarse para tener una tesis que defender, y defenderla con razones, que verduler@s gritones, anormales y algo más que malintencionados. Yo, que conste, eternamente agradecida. Cuando la tele era sólo la caja tonta caía a veces en el hipnotismo del zapping y la contemplación descerebrada de imágenes aisladas de programas y películas sin nombre, principio ni final. Ahora, cuando esporádicamente recurro a ella, me expulsa violentamente de su pantalla. Un rápido recorrido por sus porquerías me catapulta hacia el refugio siempre acogedor de un libro, me devuelve a esa película mil veces vista y un millar de veces disfrutada o me empuja en brazos de la conversación con la gente que quiero. Gracias. ¿La gente ve lo que ponen por la tele o la tele pone lo que quiere ver la gente? Cuestión eterna. Allá el que prefiera espiar bajo camas ajenas a través de los ojos desalmados de francotiradores a miserable sueldo. Yo, sinceramente, prefiero ocuparme de las historias que ocurren sobre mi colchón. Pero esto es ya territorio privado, así que, apaga y vámonos.

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