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Publicado por
Luis Ángel Alonso Saravana | Licenciado en Psicología
León

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Si se lee con atención el texto íntegro del Mensaje de Navidad del Rey, puede concluirse que estamos ante una moción de censura al desGobierno de Pedro Sánchez. Veamos, a través de algunas de las frases pronunciadas, cómo recuerda al desacreditado presidente sus silencios, sus ausencias, sus torpezas y su incompetencia.

Primera: «en miles de hogares hay un vacío imposible de llenar por el fallecimiento de vuestros seres queridos a los que quiero ahora recordar con emoción y con todo respeto. Un recuerdo que llena de sentimientos muy profundos nuestros corazones».

Segunda: «muchos ciudadanos lucháis contra la enfermedad o sus secuelas en vuestras casas, en hospitales o en residencias. A todos os envío especialmente hoy mi mayor ánimo y afecto».

Tercera: «muchos ciudadanos y familias vivís la angustia del desempleo o la precariedad; la angustia de apenas llegar a cubrir las necesidades básicas o sentís la tristeza de tener que abandonar un negocio al que habéis dedicado vuestra vida. Por todo ello es lógico y comprensible que el desánimo o la desconfianza estén muy presentes en tantos hogares».

Cuarta: «a los sanitarios les damos una vez más las gracias por su enorme esfuerzo, su extraordinaria profesionalidad y su gran humanidad con los enfermos. Hicieron frente a los primeros embates del virus en situaciones extremas y también de desbordamiento en algunos de nuestros hospitales. Hoy siguen afrontando esta lucha con una gran carga emocional y física sobre sus espaldas. Les pedimos que mantengan todo el ánimo y toda la fortaleza y que sigan cuidando de nuestra salud».

Quinta: «cada persona importa y mucho. Por tanto, las personas y las familias deben ser nuestra preocupación fundamental. Especialmente nuestros jóvenes; su nivel de desempleo es altísimo, y no pueden ser los perdedores de esta situación. Nuestra juventud merece tener la formación más adecuada, crecer personal y profesionalmente, y poder llevar a cabo sus proyectos. España no puede permitirse una generación perdida».

Sexta: «es decisivo fortalecer el tejido empresarial y productivo, industrial y de servicios. El reconocimiento y el apoyo a nuestras empresas, la protección a nuestros autónomos y comerciantes, tan golpeados estos meses, será imprescindible para crear empleo, ese empleo que tanto necesita nuestro país. Necesitamos, por tanto, consolidar las bases que nos den un horizonte claro de impulso, estabilidad y confianza económica, que anime la inversión y la creación de puestos de trabajo».

Séptima: «La pandemia nos ha revelado aspectos que necesitan ser mejorados y reforzados, pero también nos muestra nuestras fortalezas como Estado avanzado. Lo hemos comprobado por ejemplo con la eficacia de nuestras Fuerzas Armadas, de nuestros Cuerpos de Seguridad, Protección Civil y servicios de Emergencias y otros muchos servidores públicos, que han demostrado su vocación de servicio y su plena sintonía con nuestra sociedad».

Octava: «contamos con la Unión Europea, que ha asumido un compromiso firme con la sostenibilidad y recuperación económica frente a esta pandemia. La Unión nos ofrece una oportunidad histórica para progresar y avanzar».

Novena: «contamos sobre todo con nuestro sistema de convivencia democrática… nuestra Constitución nos garantiza nuestro modo de entender la vida, nuestra visión de la sociedad y del ser humano, de su dignidad, de sus derechos y libertades. Una Constitución que todos tenemos el deber de respetar; y que en nuestros días, es el fundamento de nuestra convivencia social y política y que representa, en nuestra historia, un éxito de y para la democracia y la libertad».

Décima: «junto a nuestros principios democráticos y el cumplimiento de las leyes necesitamos también preservar los valores éticos que están en las raíces de nuestra sociedad. Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones, y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares».

Undécima: «España es un país extraordinario, de una enorme riqueza y diversidad cultural, construido a lo largo de los siglos gracias al esfuerzo en muchas generaciones de españoles, y con una gran historia que ha sido, durante una época, la historia misma de nuestro mundo».

Duodécima: «como Rey, yo estaré con todos y para todos, no solo porque es mi deber y mi convicción, sino también porque es mi compromiso con todos vosotros, con España».

El Mensaje de Navidad del Rey había suscitado una enorme expectación antes de la noche del 24 de diciembre. Tal había sido así, que el discurso de Don Felipe fue retransmitido por 29 canales de televisión —excepto las cadenas separatistas TV3 y ETB— y seguido por más de 10,7 millones de espectadores, siendo muchos los artículos de opinión dedicados al mismo.

De entre ellos, elegimos el de Carmen Remírez de Ganuza, quien se ha manifestado en los siguientes términos: «¿Y dicen que no dijo nada?... Tanto dijo el rey, que su discurso fue la rúbrica de tres aldabonazos, tres hechos incontestables en este año aciago, también para la Corona: el repudio taxativo al padre del mes de marzo, su forzado exilio en agosto, y el rechazo a su vuelta en diciembre. ¿Que no dijo más que lo que ya dijo en su discurso de proclamación?... ¿Que ni siquiera reclamó una justicia igual para todos?... ¿No será más bien que no dijo lo que se quiso que dijera?... si aún quedara para el futuro un cuarto o un quinto guillotinazos del propio monarca a su predecesor, estaba claro que ese día no había llegado. Más aún, que no era el día... salvo para los que querían ver correr la sangre —más sangre aún— en Navidad… Tenemos un rey acosado, muy acosado, pero aún libre. Un rey de ‘principios’. Todo un rey».