Cerrar
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

LA culpa la tiene la sociedad, solía argumentarse cuando un señor de la España profunda cogía el hacha para hacer puzzles humanos. Y si bien es cierto que Ortega tenía razón y que cada cual es uno mismo y su circunstancia, también lo es que se ha abusado mucho de ciertas disculpas pseudo sociológicas para explicar lo aparentemente inexplicable. Todos conocemos canallas de buena familia y con master. A veces, hay que llamar al pan, pan y al cabrito... cabronazo. Viene esto a cuento del asesino en serie de Washington, a quien luego sus vecinos definirán, en las entrevistas para la CNN, como encantador y servicial. Pero el mal no siempre tiene su raíz en un niño al que su padre pegaba con el cinto, por más que una infancia feliz sea la mejor herencia. A veces hay que aceptar el «hay gente pa tó», como sentenció un licenciado por la universidad de la vida. Los habrá reciclables y otros que tengan menos arreglo que la proa del Titanic. Quienes apalearon mendigos y grababan en video las torturas ¿son víctimas de la sociedad? ¿y los hinchas que agredieron a un vigilante jurado en un partido de fútbol? Lo cierto es que la violencia se ha convertido en una forma más de ocio. Las hordas que queman cajeros y autobuses en el País Vasco ¿tienen algún remordimiento, hacen revisión crítica de sus actos? Es indudable que hay una culpa social, incluso familiar, pero sería un error negar en todos los casos la libertad del individuo para escoger. El francotirador de Washington ni siquiera tendrá dentro de sí una gran historia, en términos narrativos o psicológicos, pues en la vida real los malvados suelen ser personajes planos Posiblemente, este asesino en serie se lo pondrá difícil a los guionistas de televisión, si quieren ajustarse fielmente al socorrido basado en hechos reales. Hay mucho más misterio y laberintos en la bondad. Pero, mientras tanto, el francotirador de Washington sigue llevando a acabo su siniestra operación triunfo, sigue tiñendo de rojo su mediocre mundo gris.