AQUÍYAHORA
Lo público y lo privado
EL incidente -por llamarlo de alguna manera- del robo de los documentos de Pedro Arriola llegaba en un momento de creciente preocupación en el seno del Gobierno y del PP por la deriva política y de intención de voto ante las próximas elecciones, que son las municipales y autonómicas de mayo, las catalanas del otoño del próximo año y las generales de la primavera de 2004. El suceso ocurrido en torno al asesor especial de José María Aznar ha reavivado polémicas internas del PP y desavenencias en cuanto al papel que juega Arriola en la voluntad del presidente del Gobierno. Pero lo que más importa es la cuestión política de fondo. Un aspecto es la necesidad de que alguien explique cómo se puede ser asesor del presidente del Gobierno y del partido y serlo al mismo tiempo del presidente de Telefónica (que lo es, seguro) y de otras empresas de semejante naturaleza, si es que lo es, como se dice. Estamos ante la clásica confusión entre lo público y lo privado, sin entrar en el peligrosísimo hecho de que una información tan sensible como la que maneja Arriola pueda estar en una casa privada y sin grandes medidas de seguridad. El asesor ahora robado sin duda tendrá siempre en su poder información confidencial y privilegiada de importantes asuntos de Gobierno, partido y Estado, mezclada con otra referida a estrategias, campañas y planes de esa empresa recién privatizada, con la tentación de cruzarlo todo y de utilizar a favor de unos o de otros la información de otros o de unos. Alguien se lamentaba de la parca reacción del Gobierno y evocaba el preterible indemostrable del escándalo mayúsculo que se habría montado si eso hubiera sucedido, pero al revés, en tiempos de los Gobiernos socialistas, por ejemplo. A mí me da igual: lo que yo quiero es que se nos explique exhaustivamente lo aquí esbozado y que no se nos oculte nada.