AL TRASLUZ
No así
DE los sondeos se deduce que la mayoría de los españoles son contrarios a respaldar a Busch en su ataque a Irak. Obviamente, no que haya simpatías hacia el régimen de Sadam, dictatorial y condenable, pero tampoco se considera justificada nuestra implicación en ese ataque, al menos con las informaciones hasta hoy difundidas. Los argumentos de Bush pueden ser ciertos, pero son ya muchos años de maquiavélicas estrategias de desinformación como para confiar sin más en la política exterior estadounidense. Nadie puede cuestionar, en cambio, la solidaridad de nuestro país con el sufrimiento del pueblo americano, tras los atentados del 11 de septiembre. Es verdad que las guerras no suelen ser sólo problemas entre dos partes, y que muchas veces lo indigno es la no implicación; los españoles de la división Leclerc fueron los primeros en entrar a liberar el París invadido por los nazis, y eso que los franceses no se distinguieron precisamente por lo bien que trataron a nuestros refugiados republicanos. Sadam es un loco peligroso, pero no es el único. Tiene armas de destrucción masiva ¿y de dónde las saca? No se trata de reivindicar un pacifismo a ultranza, paralizante e irresponsable, sino de jerarquizar riesgos, de sopesarlos, de intentar no ser manipulados, si es que ello es posible. El terrorismo es un problema global, del que nadie puede sentirse a salvo, pero también lo es que Busch siempre lucha con sangre ajena. España se siente solidaria con Estados Unidos, pero no con ese ataque. No ahora. No así. No con los datos que se nos han dado.