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Sindicalistas y enseñanza Sindicalistas y enseñanza

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León

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En estos días se ha iniciado el nuevo curso escolar, político y sindical. Para estos últimos la reválida ya que estamos en vísperas de un nuevo proceso electoral tanto en la empresa pública como en la privada. Capítulo aparte merecemos los empleados públicos, mejor aún, las elecciones de los funcionarios, que es de lo que en estas líneas quiero hablar. Cuesta trabajo ver cómo pasan los años y nadie toma medidas para corregir tan grave situación. Los funcionarios no podemos hacer nada y a los responsables políticos parece que no les importa. Quizá así es como tienen contentos a los sindicatos y aparentemente mantienen una paz social siempre a costa de los trabajadores, en este caso empleados públicos, y de los usuarios que con sus impuestos mantienen unos servicios públicos que podrían mejorarse. Hace unos años se denunciaba en este periódico el mal uso de las horas sindicales, el excesivo gasto, sin control, de las secciones sindicales y las ventajas de los sindicalistas sobre el resto de compañeros. Rara vez podrán los sindicalistas denunciar agravio comparativo con otros compañeros. Lo que sí podemos los funcionarios denunciar es cómo se utiliza la representación sindical, caída en el descrédito e incluso en el desprecio. Podemos denunciar a quienes así actúan y a quienes se lo permiten. ¿Qué podemos pensar de los sindicatos que se nutren (algunos hasta en un 90%) de sindicalistas, que lo son para eludir puestos de trabajo no deseados, para poder concursar a puestos que luego no ocupan pero sí consolidan, para optar a plazas en otras localidades y no ir? Y ya en el colmo del aprovechamiento para alargar el momento de las jubilaciones como el expresidente del CSIF del sector de enseñanza. Es decir solucionar sus problemas personales. Los que tenemos nuestro puesto de trabajo fuera de la capital observamos indignados cómo estos sindicalistas no cumplen nuestro horario, ya que mientras nosotros tenemos que coger el coche a las seis de la mañana para recorrer más de cien kilómetros y llegar a fichar a las ocho. Y al acabar la jornada deshacer el camino, con el consiguiente riesgo en la carretera, para llegar a nuestras casas no antes de las cinco de la tarde... nuestros compañeros sindicalistas han entrado a trabajar entre las nueve y las diez, y tranquilamente sobre las dos o dos y media están en sus domicilios. Este tipo de sindicalistas es muy frecuente entre los sindicatos profesionales donde los clanes familiares son liberados a perpetuidad. Es una lástima que los trabajadores no podamos cambiar el sistema, es una lástima que a la hora de elegir a nuestros representantes solamente podemos elegir entre votar o no votar, ya que son los sindicatos los que deciden quiénes forman parte de las candidaturas. Otros representantes de los sindicatos son delegados que éstos nombran. En la Administración Pública son escogidos de entre los amigos que tienen algún problema personal, como ya se expuso anteriormente. ¿No existen otros sindicalistas? Sí, existen pero son apartados por los propios sindicatos con el fin de que aquellos que mantienen situaciones de privilegio se perpetúen. ¿Cuándo tendremos los funcionarios públicos representantes reales? ¿Cuándo los sindicalistas servirán a los trabajadores y no se servirán de ellos? ¿Cuándo los sindicatos tendrán que responder de su gestión ya que gastan dinero público? ¿Cuándo... etcétera? Cuando los sindicatos dejen de depender de la Administración estas preguntas tendrán respuesta. Anselmo Muñiz García (León). En estos días se ha iniciado el nuevo curso escolar, político y sindical. Para estos últimos la reválida ya que estamos en vísperas de un nuevo proceso electoral tanto en la empresa pública como en la privada. Capítulo aparte merecemos los empleados públicos, mejor aún, las elecciones de los funcionarios, que es de lo que en estas líneas quiero hablar. Cuesta trabajo ver cómo pasan los años y nadie toma medidas para corregir tan grave situación. Los funcionarios no podemos hacer nada y a los responsables políticos parece que no les importa. Quizá así es como tienen contentos a los sindicatos y aparentemente mantienen una paz social siempre a costa de los trabajadores, en este caso empleados públicos, y de los usuarios que con sus impuestos mantienen unos servicios públicos que podrían mejorarse. Hace unos años se denunciaba en este periódico el mal uso de las horas sindicales, el excesivo gasto, sin control, de las secciones sindicales y las ventajas de los sindicalistas sobre el resto de compañeros. Rara vez podrán los sindicalistas denunciar agravio comparativo con otros compañeros. Lo que sí podemos los funcionarios denunciar es cómo se utiliza la representación sindical, caída en el descrédito e incluso en el desprecio. Podemos denunciar a quienes así actúan y a quienes se lo permiten. ¿Qué podemos pensar de los sindicatos que se nutren (algunos hasta en un 90%) de sindicalistas, que lo son para eludir puestos de trabajo no deseados, para poder concursar a puestos que luego no ocupan pero sí consolidan, para optar a plazas en otras localidades y no ir? Y ya en el colmo del aprovechamiento para alargar el momento de las jubilaciones como el expresidente del CSIF del sector de enseñanza. Es decir solucionar sus problemas personales. Los que tenemos nuestro puesto de trabajo fuera de la capital observamos indignados cómo estos sindicalistas no cumplen nuestro horario, ya que mientras nosotros tenemos que coger el coche a las seis de la mañana para recorrer más de cien kilómetros y llegar a fichar a las ocho. Y al acabar la jornada deshacer el camino, con el consiguiente riesgo en la carretera, para llegar a nuestras casas no antes de las cinco de la tarde... nuestros compañeros sindicalistas han entrado a trabajar entre las nueve y las diez, y tranquilamente sobre las dos o dos y media están en sus domicilios. Este tipo de sindicalistas es muy frecuente entre los sindicatos profesionales donde los clanes familiares son liberados a perpetuidad. Es una lástima que los trabajadores no podamos cambiar el sistema, es una lástima que a la hora de elegir a nuestros representantes solamente podemos elegir entre votar o no votar, ya que son los sindicatos los que deciden quiénes forman parte de las candidaturas. Otros representantes de los sindicatos son delegados que éstos nombran. En la Administración Pública son escogidos de entre los amigos que tienen algún problema personal, como ya se expuso anteriormente. ¿No existen otros sindicalistas? Sí, existen pero son apartados por los propios sindicatos con el fin de que aquellos que mantienen situaciones de privilegio se perpetúen. ¿Cuándo tendremos los funcionarios públicos representantes reales? ¿Cuándo los sindicalistas servirán a los trabajadores y no se servirán de ellos? ¿Cuándo los sindicatos tendrán que responder de su gestión ya que gastan dinero público? ¿Cuándo... etcétera? Cuando los sindicatos dejen de depender de la Administración estas preguntas tendrán respuesta. Anselmo Muñiz García (León).

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