Diario de León
Publicado por
Federico Abascal
León

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EL precio de la vivienda es prohibitivo para una mayoría de jóvenes españoles, y esa realidad económica, de etiología muy variada, tiene efectos sociales perniciosos. Se trata, por una parte, del libre juego del mercado frente al que el neoliberalismo se muestra por devoción doctrinal muy pusilánime y, por otra, de un fracaso de los últimos gobiernos, y no sólo del PP, aunque desde la Moncloa se ha agravado el problema. De pocos récords podrá mostrarse España menos orgullosa que de ser el país de la Unión Europea con más homicidios porcentuales y de disponer de las viviendas más desmesurada y velozmente encarecidas. Bien es verdad que también en nuestro entorno comunitario se producen homicidios y ha subido el precio de la vivienda, pero a notable distancia de nuestras cifras. ¿Por qué sucede esto? Ya se sabe que el dinero expulsado o huido de la bolsa, o parte de ese dinero, se refugia en el ladrillo, según viejos hábitos inversores, y la vivienda se convierte así en un objeto de especulación, lo cual carecería de importancia desde el punto de vista social si el ser humano, como el caracol, llevara su casa a cuestas, pero el hombre y la mujer, sobre todo si son jóvenes, se ven obligados a adquirir su propia casa al precio de mercado para abandonar la de sus padres, a la que se aferran ahora hasta una edad muy avanzada para no vivir a la intemperie, que les resulta inhóspita. Entre el precio ascendente de un piso, nuevo o de segunda mano, y la intemperie, los jóvenes prefieren alargar su adolescencia al amparo y en el cobijo de su familia. Los psicólogos conocen perfectamente las frustraciones juveniles que esta situación produce. A poca sensibilidad social que se tenga, el enfoque del actual problema de la vivienda desde la perspectiva del puro y duro mercado, como ha hecho el ministro de Fomento, ha de despertar cuanto menos cierto desagrado. Sostiene Álvarez-Cascos que el elevadísimo precio de la vivienda se debe al nivel de renta en nuestro país, ya que hay «muchos españoles que pueden comprar pisos en el mercado libre». A los socialistas les ha enfurecido esta simplificación del problema, y Zapatero llegó a decir durante un mitin en Soria que él cesaría fulminantemente de su Gobierno a un ministro que expresara tamaña indelicadeza social. Y ayer mismo presentó el líder del PSOE once medidas, que serán enviadas al Congreso como proposición no de ley, para corregir la política antisocial del Gobierno del PP en esta materia y lograr que la vivienda pase de ser un bien especulativo a ser un derecho social. Y para rematar la faena, anunciaron los socialistas que pedirán en el Congreso la reprobación de Álvarez Cascos. Queda, sin embargo, por ver si alguien le pone el cascabel al libre mercado.

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