¡Dónde estará Villalonga!

LOS socialistas están alborozados. El Tribunal Constitucional les reconoce que hicieron bien en llamar a informar a ilustres ciudadanos como Juan Villalonga y Martín Villa. Al fin se reconoce que un Grupo Parlamentario tiene derecho a investigar como le plazca. Ya está bien de que los intereses de un gobierno interfieran la labor de otro poder como el Legislativo. Dicha esta arenga vehemente, ¡qué pena de instituciones! Ahora vemos que, en efecto, cuando un gobierno quiere ocultar algo, lo oculta y¿ ¡ya se resolverá! ¿Cuándo? Dentro de unos años. El Tribunal Constitucional, que tanto alboroza a socialistas, ha tardado cinco años, cinco, en resolver el primer recurso de amparo del PSOE y cuatro años, cuatro, en resolver el segundo. En ese tiempo, el firmante del recurso, Juan Manuel Eguiagaray, ha abandonado la política. El convocado Juan Villalonga se ha divorciado de su mujer y de Aznar, se ha vuelto a casar, ha tenido una hija, dejó la Telefónica, cobró jugosas «stock options», y se instaló en Los Angeles. Y, respecto al mapa político, se acabó la legislatura en que se produjeron los hechos, Aznar hizo varios cambios de gobierno, el PSOE cambió de secretario general, de Ejecutiva y de Comité Federal y, si el Tribunal se descuida un poco más, ni siquiera pilla a Aznar como presidente. Son lentos, lentos, lentos. Son más lentos que un carro de vacas. Tardan tanto en redactar una sentencia como un estudiante vago en cursar toda la carrera de Derecho. Es probable que ni los propios diputados socialistas se acuerden de que una vez, en el siglo pasado, habían presentado un recurso de amparo. Con lo cual, se alegran simplemente de que pueden pasarle la sentencia por los morros al PP. El Tribunal les echa una mano para hacer oposición. Y poco más. A estas alturas, agárreme a Villalonga por el rabo.