El camino de los Balcanes
QUÉ auto más extraño ha hecho Baltasar Garzón! No llega a ser una acusación formal. Tampoco es una imputación. Lo que hace Garzón es anunciar que algún día demostrará que Batasuna ha planificado la limpieza étnica para ganar un referéndum de independencia. Para ello pide datos y pruebas a la Seguridad del Estado, ministerios, asociaciones, empresas y ciudadanos. Extraño. Las costumbres de procedimiento eran justamente las contrarias: primero, el juez reúne las pruebas y después, sobre ellas, llega a una conclusión. Garzón funciona al revés. Pero ésta sólo es una objeción técnica. Supongo que cuando un juez tan sólido actúa así, tendrá serias razones para hacerlo. Lo cierto es que, por ser discutible la forma, ha provocado reacciones viscerales en el nacionalismo e inspirado interpretaciones tan absurdas como ésta: Baltasar Garzón ha querido calentar el ambiente ante la manifestación del próximo sábado. El error de Garzón, si lo hay, es, como decimos en los pueblos, poner al carro antes que los bueyes. Sin embargo, nadie duda que los hechos son los relatados. La consecuencia de la extorsión terrorista -me cuesta trabajo decir nacionalista¿es que se está produciendo un exilio que deja el censo, efectivamente, en los favorables a la independencia. Del País Vasco se han marchado ya más de doscientas mil personas. Quizá otras tantas viven atemorizadas y no se atreven a expresar en público sus opiniones. Eso es, por lo menos, una depuración ideológica y, probablemente, también una limpieza étnica en sus efectos. Lo que ocurre es que hasta ahora sólo lo habíamos oído en mítines y artículos periodísticos. Nunca se lo habíamos escuchado a un juez. Y claro: leída una resolución judicial que habla de "crímenes contra la humanidad", esto empieza a sonar a Kosovo. Es la versión judicial de lo que dice el Gobierno: que Ibarretxe está conduciendo al País Vasco hacia los Balcanes.