Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

AY decisiones éticas difíciles de entender, especialmente si se pretende obtener de ellas un beneficio personal, aunque éste se reduzca a una satisfacción fugaz de la propia egolatría. En todo colectivo humano, sea la carrera diplomática, la redacción de un periódico o el cuadro médico de un hospital, es lícito que alguien recurra a la llamada «cláusula de conciencia» para no hacer algo que repugna a su moral individual. Al encargado de negocios de España en Bagdad, Fernando Valderrama, parece repugnarle el alineamiento del Gobierno español con la estrategia de Bush frente a Irak y ha presentado su dimisión por el cauce reglamentario, pero intentando justificar por los altavoces informativos a su alcance la coherencia de su decisión. Esa coherencia se derivaría del análisis crítico del mismo Valderrama sobre la posición española, que él no estaría dispuesto a defender porque, más que española, es la de Bush. Si se tratara de discrepancias «técnicas» con su Gobierno, dice el funcionario Valderrama, él no habría dimitido, pero se trata de una cuestión de principios, pues parece vulnerarse, con la aceptación de la guerra preventiva, tanto el espíritu de la Constitución española como la legalidad internacional. Bien. Ya se ha enterado España, la Unión Europea, Oriente Medio y Próximo, Estados Unidos, África y Latinoamérica de que un diplomático español se ha amotinado consigo mismo en Bagdad, perjudicando obviamente intereses españoles y no sólo relativos a la imagen de nuestra diplomacia y de nuestro Gobierno sino a las relaciones comerciales de importantes empresas españolas en Irak. Puede alinearse el Gobierno del PP con las tesis del presidente norteamericano, lo que a mucha gente le disgusta, pero en el terreno económico las empresas españolas siguen la línea francesa de separar economía y política y trabajan denodadamente para aumentar sus relaciones comerciales con Irak. ¿Qué ha pretendido el funcionario Valderrama al abandonar un enclave político de alta tensión? Este funcionario nunca ha disimulado su inclinación filosocialista. Ahí no estaría, sin embargo, la clave de su dimisión, ni la publicidad que da dado a la misma podría servirle para que ahora, y en pleno consenso sobre asuntos de Estado, la nueva dirección del PSOE le abriera los brazos, en paternal acogida. Ningún partido político responsable bendecirá nunca a un funcionario público amotinado. Podría haberle sobrevenido sin embargo a Valderrama un síndrome de soledad, un episodio de neurosis por sentirse desatendido, pues la diplomacia es muy dura en países como Irak, y esa especie de declaración de guerra que ha lanzado a su propio ministerio podría ser la manifestación de un cierto desequilibrio.

tracking