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TRIBUNA

¿Existe actualmente Castilla?

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León

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Los orígenes de Castilla surgen en la comarca comprendida entre el Mar Cantábrico, el Alto Ebro y el País Vasco. Cuando empezó la invasión árabe sus habitantes eran una mezcla de cántabros, autrigones y bárdulos, una etnia muy diferente a los habitantes del Reino de León, que estaba formado por gallegos, astures y vacceos. La Castilla cántabra, su nombre primitivo, fue poco romanizada, por eso una gran parte de ella conservó el idioma prelatino propio: el vascuence. Según Menéndez Pidal, el vascuence se hablaba desde la costa cantábrica hasta Miranda de Ebro, Haro, San Millán de la Cogolla y casi hasta las puertas de Burgos y Nájera. En sus tierras surge con fuerza el romance castellano que, si en un principio parecía rudo y extraño a los leoneses, posteriormente, sobre todo en tiempos del Rey Fernando III el Santo, se expandió por toda Castilla y reinos limítrofes, creando una unidad lingüística en los Viejos reinos cristianos. Castilla es junto con León los dos pueblos que más sudor y sangre derramaron por la Reconquista de España del dominio musulmán. Ambos pueblos, unas veces en solitario, otras unidos, aunque nunca fusionados, han sido los principales protagonistas de la Historia de España durante siglos. En 1983 se forma el Estado de las Autonomías en España. Todas las regiones obtienen sin problemas su propia autonomía según la Constitución. Bueno , todas menos dos: Castilla y León, precisamente las dos regiones más históricas y más emblemáticas de España, digan lo que digan otros historiadores interesados sin aportar argumentos. En su lugar se forman tres autonomías diferentes: Cantabria, La Rioja y un bodrio con el nombre de Castilla y León. Dejando aparte la incomprensible inclusión de la Región de León en esta autonomía por motivos que no son de analizar en este artículo, el político o políticos que idearon la formación de estas tres autonomías se cargaron impunemente los cimientos de la Historia de Castilla y de su unidad milenaria. Por una parte le arrancan su raíz étnica, Cantabria; por otra parte, le arrancan también su raíz lingüística, La Rioja. Y pareciéndoles poco las mutilaciones efectuadas, le quitan el corazón, un corazón grande y generoso, su capital: Burgos. A lo que queda ,le injertan otro corazón, egoísta y excluyente: Valladolid. Esta ciudad, nacida leonesa en tiempos del Rey Alfonso VI y de habla también leonesa en sus inicios, hoy dice ser y sentirse castellana. Nunca fue capital de Castilla, ese honor sólo lo tuvo Burgos, corazón y cabeza castellana desde los inicios hasta 1983. ¿Qué se puede decir de una tierra a la que le han arrebatado su raíz, su tronco, su corazón y su cabeza? Está claro, ha muerto, no existe. Si levantara la cabeza el Conde Fernán González y viera lo que le han hecho a su querida Castilla volvería a morir de pena. Si levantara la cabeza el orgulloso Rey Alfonso VIII y viera las mutilaciones a que ha sido sometida su tierra... bueno, no lo habría consentido. Por eso Castilla necesita un nuevo Fernán González o un nuevo Alfonso VIII que la lidere, la unifique y le devuelva su antiguo esplendor. Ese conde, ese rey ya existe, siempre ha estado ahí, se llama pueblo castellano y tiene una cabeza y un corazón, se llama Burgos. Ese pueblo unido y dirigido por ese corazón fuerte hará grande a Castilla Desde el inicio de la autonomía los políticos dirigentes están intentando destruir Castilla con la desaparición de las identidades castellana y leonesa, fabricando una nueva: la castellano-leonesa con el fin de justificar el bodrio de autonomía creado. Creen que una identidad se puede fabricar en el laboratorio como si fuera una máquina, un coche. Los resultados son desastrosos, lo único que han conseguido es adormecer ambas identidades Los pueblos tienen que conocer su propia historia, creer en si mismos. El pueblo que no conoce su historia pierde automaticamente su identidad Esto es lo que está intentando hacer y logrando el caciquismo pucelano con castellanos y leoneses; saben que la única posibilidad que tienen de continuar en la cabeza de la autonomía es adormecer primero y anular después las identidades de los pueblos sometidos. Es absolutamente necesario que castellanos y leoneses despierten de su letargo, que se está convirtiendo en pesadilla, recuperen la iniciativa. La meta es lograr que Castilla vuelva a ser Castilla y León vuelva a ser León, que Castilla tenga su propia autonomía y León la suya. Confío en que castellanos y leoneses, pueblos que han demostrado durante siglos su bravura y su sensatez, recuperen la fe en sí mismos.

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