Cerrar
León

Creado:

Actualizado:

DE camino al trabajo veo en un muro el cartel anunciador de un festival antirracista, organizado por las Juventudes Comunistas; en la foto, un guerrillero, posiblemente un pantera negra, con boina y escopeta de dos cañones. Me parece una causa digna la suya, aunque me pregunto si estos muchachos saben que en el País Vasco hay también un racismo al que combatir desde el compromiso con los derechos humanos. No vaya a ser que nuestra justa solidaridad con la inmigración, las ballenas o con la selva amazónica nos quiten tiempo para enterarnos de que muy cerca de aquí hay concejales socialistas y populares jugándosela por nuestra democracia, además de una gran parte de la población que se niega a admitir un nacionalismo xenófobo. El socialista Juan Rojo marcaba en una gran entrevista la única frontera imprescindible, la de la dignidad ética. Contó cómo se está aprobando con trampas a presos de Eta para incorporarlos a plazas en la Universidad, pervirtiendo así la docencia pública, pues nada podrán enseñar quienes no tienen otro curriculum que su master en muerte y la ausencia de arrepentimiento; y en muchos casos, sin ni siquiera haber realizado el examen. España sufre su propio Klan. Oyes a Juan Rojo o a Mayor Oreja y, por encima de sus diferencias ideológicas, son políticos que pertenecen a un mismo universo moral, el de los valores universales, ese puñado de verdades que hermanan a los hombres y mujeres de bien... sin embargo ¿cuál es la dimensión ética de los nacionalismos dictatoriales, qué causa es la suya que no coloca el derecho a la vida como pilar central de todo discurso? Lo mejor de España está hoy en el País Vasco. No se me ocurre una causa más urgente con la que solidarizarse. Ninguna causa justa debe resultarnos demasiado lejana para nuestro compromiso, pero conviene no olvidar las cercanas.

Cargando contenidos...