El efecto Allen

LA teoría del caos viene a decir que el aleteo de una mariposa en Australia puede ser la causa de un ciclón en México. Que me perdonen los físicos por utilizar de manera tan burda este ejemplo, pero como introducción a lo que trato de explicar me viene estupendamente. Poco antes de llegar al Bierzo, leí que una delegación presidida por el vicerrector y el alcalde viajaría hasta la capital asturiana para convencer al flamante Premio Príncipe de Asturias de las Artes de que viniera a dar una clase magistral a la escuela de cine de Ponferrada. Vamos, que te pegas una charleta con el cineasta de Manhattan para hacerle ver que poco después de pasar el Manzanal hay un batallón de fieles ávidos por escuchar sus palabras y que convendría que se pasara por allí para ensanchar el horizonte de su formación. Una amiga que trabaja como directora de Comunicación en una consultora de Madrid me llamó para que le proporcionara los teléfonos de los mosqueteros. «Si consiguen que vaya a Ponferrada, les contratamos». En Oviedo y Gijón es noticia la visita del genio del South Houston; en Ponferrada la esperanza de que Woody pudiera venir ha sido todo un acontecimiento, y, lo que es mejor, la confirmación de que finalmente no llegaría se ha convertido en todo un ejemplo de cómo los periodistas adornamos la realidad. Porque, no se engañen, es más probable que Lula pierda las elecciones en Brasil que el cineasta se pase por el campus en primavera. Una de las cosas que se aprenden con el tiempo es a confiar más en lo que ves que en lo que oyes o lees. Titular: «El director americano no descarta visitar la Escuela de Cine en marzo o abril». Texto: «Los integrantes de la delegación aseguran que en ningún momento dijo que no ni se escabulló». Pero las fotos muestran otra cosa. Primero: No hemos visto sentados a ninguno de los protagonistas de la escena. No sé ustedes, pero cuando alguien viene a verme, sólo le ofrezco asiento si me interesa lo que va a decirme. A esto se le denomina amabilidad. De lo contrario, pones la mejor de tus sonrisas y utilizas todas las armas a tu alcance para abreviar el encuentro. Esta otra situación suele denominarse cortesía. Los anglosajones son grandes maestros en este arte; se lo digo yo que padecí a uno demasiado tiempo. Cuando quieren mandarte a paseo despliegan toda su cortesía, porque sólo así se librarán de tí en un tiempo récord. Segundo: Woody aparece escoltado por su hija y su jefa de prensa. En una de las fotos, el neoyorquino parece no saber qué hacer con la niña. En el caso de que la cosa se alargue más de lo preciso, siempre se puede decir que es la hora del biberón. Espero estar equivocada, pero creo que Woody Allen desplegó toda su magia para confundir a una audiencia con la que no sabía muy bien qué hacer. Supongo que todos seguiremos ilusionados de aquí a la primavera con la posibilidad de que Woody Allen decida cumplir con su frase cortés. Sin embargo, mucho me temo que tendremos que recurrir a una de sus frases de película: «Acabo de conocer a un hombre maravilloso; es de ficción, pero no se puede tener todo».